Ritmos que curan
Poner el cuerpo en movimiento se considera una alternativa para mejorar aspectos físicos y emocionales; testimonios de quienes enseñan y practican distintas disciplinas;
la mirada de un cardiólogo.
La danza, ese ritual ancestral, ese juego creativo, ese poner el cuerpo a vibrar también puede ser terapéutico. Cada vez más personas se acercan a talleres o clases para practicar los bailes más diversos y así sentirse mejor física y emocionalmente. Laura entra a su clase de danza butoh, en la casona de la avenida Rivadavia, en el barrio de Once, y sabe que sus pesares quedan de la puerta de calle hacia afuera. Su cabeza descansa a medida que toma consciencia de su cuerpo y lo pone a crear arriba de ese piso de madera sólo habitado por seres descalzos y dispuestos a dejarse volar.
La danza butoh es, tal como la define la profesora Andrea Chama, una danza japonesa compuesta por movimientos simples y naturales que favorecen la armonía entre el estado físico y el mundo creativo de quienes lo practican. "No sólo permite curar enfermedades del cuerpo y del alma sino, también, prevenirlas", dice. "Porque alguien que hace lo que le gusta, lo que siente fluye hacia ese lugar placentero y, como conoce su cuerpo, puede identificar lo que no le está haciendo bien".
Desde su consultorio, el cardiólogo Roberto Peidro, acuerda con esta mirada integral y adhiere a las fortalezas de la danza, cualquiera sea, para mejorar la salud. "A mis pacientes les sugiero clases de salsa o de tango o de lo que les guste como complemento de un tratamiento médico convencional", expresa.
El cardiólogo menciona la danzaterapia y la tangoterapia, técnicas a las que él adhiere, como mejoradoras del ritmo cardíaco, la presión arterial, el colesterol, la coordinación mental y de los movimientos, así como del equilibrio, por nombrar sólo algunos. "Debe ser complementario y estar supervisado por un médico", aclara el profesional.
El profesor de percusión corporal Santiago Ablin usa su cuerpo como una caja de resonancia y se arranca ritmos a partir de chasquidos, palmas y zapateos; a veces, suma su voz a la composición. Luego de unos minutos de demostración cuenta de qué se trata este arte de creación rítmica.
"Uno va escuchando los distintos sonidos y ritmos de su propio cuerpo. Esa consciencia corporal ayuda a relajarnos y animarnos a jugar con el cuerpo, a probar sonidos y a coordinar manos, pies, boca", señala el fundador y director de El choque urbano.
Así, más o menos cerca de la medicina tradicional, los profesionales coinciden en lo curativo de poner el cuerpo en movimiento, de danzar, de crear como una medicina física y emocional.
Por Verónica Dema
De la Redacción de lanacion.com
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1288674
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