Salvias autóctonas
De las 20 especies nativas de Salvia, algunas son favoritas entre los jardineros y paisajistas de diversas partes del mundo. Otras, aún yacen en las selvas, las montañas y los llanos esperando ser descubiertas. Como un juego del destino, muchas llevan en sus flores los colores de nuestra bandera.
Con 900 especies distribuidas en cuatro continentes y cientos de híbridos y variedades, éste género de plantas ofrece un abanico inigualable de formas, aromas y colores. Las salvias son fáciles de propagar, tienen follaje aromático y proveen los azules más puros y los rojos más frenéticos. Además, atraen insectos y colibríes al jardín.
Las de México, Centroamérica y Sudamérica integran el subgénero Calosphace y son las más espectaculares. Poseen una floración prolongada de brillantes colores y prosperan en jardines sombríos. Muchas florecen en el otoño y el invierno en el clima de Buenos Aires, cuando otras plantas del jardín entran en latencia.
México, con cerca de 300 especies, es el país más rico en salvias. Sudamérica concentra muchas especies de gran belleza, aún desconocidas por jardineros y paisajistas. Recientes expediciones a estos lugares permitieron descubrir algunas plantas maravillosas.
Argentina cuenta con pocas especies comparativamente (unas 20) pero, a pesar de su escaso número, se destacan como hermosas plantas para el jardín. Algunas son favoritas en Europa y en los Estados Unidos, como la S. guaranitica y la S. uliginosa. Otras, aún no tan difundidas, son promisorias por su belleza y rusticidad.
Especies del NEA
En general, provienen de selvas y llanos, soportan altas temperaturas en verano y se adaptan a diferentes condiciones del jardín. Suelen ser invasoras. Florecen desde mediados de la primavera hasta el otoño.
Especies del NOA
Habitan zonas de montaña y selvas de altura y, en general, soportan bajas temperaturas en el invierno. Por ello se han vuelto populares en los jardines europeos. Florecen con especial profusión en el otoño.
Salvia subrotunda
En la Argentina crece confinada, en el extremo norte de Misiones. Se comporta como perenne en la ciudad de Buenos Aires y como anual en zonas frías. Son distintivas sus flores anaranjadas. Prefiere media sombra y suelos fértiles, bien drenados. Se resiembra de modo espontáneo. Salvia coccinea
Ampliamente distribuida en toda América tropical y subtropical. Se comporta en perenne en zonas urbanas, y debe tratarse como anual en zonas frías. Se resiembra de modo espontáneo. Crece mejor a media sombra y en suelos fértiles con buen drenaje. Existen cultivares de flores rojas, rosadas y blancas, altos y enanos (de 0,3 a 1 m), para macizos y borduras. Debería ser más popular en nuestros jardines. La propagación es por semillas. Salvia uliginosa
Herbácea perenne, vivaz, rizomatosa, de hasta 1, 5 m de altura. Sus flores son celestes y se presentan en esbeltas inflorescencias. Requiere sitios soleados y suelos húmedos. Puede ser invasora. Combina muy bien con gramíneas ornamentales. Se propaga por división o por semillas. Salvia pallida
Similar en hábito y comportamiento a la S. uliginosa. Requiere pleno sol, y crece en diferentes tipos de suelos. Es tolerante a la sequía. Por su porte erecto es indicada para formar setos vivos y sectorizar el jardín. Hay variedades con flores celestes y blancas. Florece durante un tiempo prolongado. Se propaga muy fácilmente por medio de gajos. Salvia nervosa
Pequeña planta de hábito postrado, de hasta 40 cm de altura. Las flores son pequeñas, celestes o blancas. Requiere pleno sol y buen drenaje. Prospera en suelos de baja fertilidad y tolera la sequía. Indicada para borduras. Se propaga por gajos o por semillas. Salvia procurrens
Es un cubresuelo de sombra, con follaje muy atractivo. Puede ser muy invasora. Ideal para contenedores o sitios de difícil resolución con especies vegetales. Debe colocarse preferentemente a media sombra. Se multiplica fácilmente por medio de rizomas y estolones. Salvia atrocyanea
Especie subarbustiva, de grandes flores azules y brácteas decorativas. Alcanza hasta 2 m de altura. Es ideal para zonas con veranos frescos. Requiere sombra y suelos ricos en materia orgánica. En Buenos Aires, se resiente su crecimiento por el calor y es susceptible al ataque de ácaros. Se propaga por gajos o por semillas. Salvia stachydifolia
Hermosa planta de follaje discolor y flores de color azul o celeste. Es vivaz y posee rizomas y tubérculos. En Buenos Aires, crece mejor a media sombra y en suelo fértil y bien drenado. Es afectada por la arañuela roja en tiempo cálido y seco. Florece con profusión en el otoño. Se propaga por división o por semillas. Salvia cuspidata
Más conocida por su antiguo nombre: S. gilliesii. Es un arbusto de hasta 2 o más metros de altura, caduco en zonas frías. Sus pequeñas flores, celestes o azules, poseen una apariencia delicada. Soporta bajas temperaturas en el invierno y florece abundantemente durante el otoño. Prospera en suelos arenosos, pedregosos, de baja fertilidad, preferentemente a media sombra. Se reproduce por semillas. Salvia exserta
Especie de Bolivia y de la Argentina (Selva de Yungas). Es una planta anual o cortamente perenne, erecta, de hasta 1,3 m de altura. Produce hermosas flores rojas con estambres largamente exsertos. Es afectada por oídio y no soporta el calor y la sequía. Debe cultivarse a media sombra. La reproducción es por semillas. Salvia rypara
Herbácea perenne, rizomatosa, de flores celestes, azules o rosadas. Es de porte erecto o decumbente, y alcanza hasta 60 cm de altura. Prospera muy bien en Buenos Aires, a media sombra y en suelos sueltos. Florece durante el verano y más profusamente en el otoño. Se multiplica por división y puede ser algo invasora. Texto y fotos: Rolando Uría
Agradecemos al Sr. Robin Middleton por su colaboración en la realización de esta nota.
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