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sábado, 18 de diciembre de 2010

Diabetes, recomendaciones generales.

La diabetes Mellitus es una enfermedad cuya base es una alteración del equilibrio de las hormonas y de los factores que regulan el metabolismo de los hidratos de carbono, por lesión de las células de los islotes de Langherhans (células del páncreas productoras de insulina). 

La consecuencia es un déficit (absoluto o relativo) de la secreción de insulina lo que produce un aumento de la glucemia que conlleva glucosuria (eliminación de glucosa por orina) con aumento de eliminación de agua (poliuria), aumento de la sed, pérdida de peso y aumento del hambre. 

Previo a la enfermedad plenamente establecida, en la mayoría de los casos, existe un estado de aumento de la insulina generado por una alimentación inadecuada con exceso de hidratos de carbono simples (harinas refinadas, dulces de todo tipo, gaseosas, arroz blanco, azúcar, papas en exceso, frutas en exceso), alcohol, edulcorantes artificiales; este tipo de alimentación lleva a un agotamiento pancreático.

Otro causal es la alimentación con productos de origen bovino (carne y lácteos) que, por mecanismos de autoinmunidad pueden dañar las células de los islotes.

Existen otros factores que pueden cooperar para desencadenar la enfermedad: el estrés y  las preocupaciones producen liberación de adrenalina/noradrenalina y corticoides, hormonas todas que aumentan los niveles de glucosa; el exceso de estimulantes (café, mate, té), el sobrepeso, la vida sedentaria.

En cuanto a los factores genéticos, tienen importancia pero no son determinantes; si al niño que tiene esa predisposición le aportamos una alimentación saludable desde su nacimiento su riesgo de desarrollar la enfermedad se mantendrá bajo.

La enfermedad produce  una serie de complicaciones que es posible prevenir llevando una vida ordenada y respetando recomendaciones generales, médicas y dietéticas.

En cuanto a la dieta no es “especial”, pero sí una saludable que se recomienda a todos, con pequeñas pero cruciales modificaciones. Los cereales integrales en grano (arroz integral, mijo pelado, amaranto, quinoa, maíz, cebada, avena, sarraceno, centeno, trigo, trigo burgol) ocupan un lugar destacado, el volumen es del 30% de ésta.  Las verduras deben comprender el  40%, la mayor parte cocidas. Esto en 3 o 4 comidas diarias.

Las fuentes proteicas (15 o 20 % de la dieta) estarán constituidas por las legumbres (soja, garbanzos, lentejas;  porotos alubia, negros, pallares, aduki; habas, arvejas)  Se pueden reemplazar estas proteínas vegetales por huevo (sólo la clara) una o dos veces por semana (preferentemente orgánico) o por pescado azul  de mar o de ríos no contaminados, con la misma frecuencia.

En cuanto a las grasas disminuir  al mínimo las de origen animal y no utilizar trans (margarinas las cuales están presentes en muchos productos de pastelería), reemplazarlas por insaturadas presentes en aceites vegetales (de oliva, girasol, soja), preferentemente orgánicos y de primera presión en frío.

Como complementos: algas  marinas a diario, miso (pasta de soja para condimentar, evitar abuso sobre todo en hipertensos), semillas (muy útiles las de sésamo), levadura de cerveza, hongos, brotes, fruta fresca (no más de 2 unidades por día)

No usar edulcorantes artificiales ni sustitutos del azúcar
(sorbitol, fructosa). Es importante  evitar el sobrepeso.
Incorporar prácticas para disminuir el estrés y las preocupaciones, por ejemplo,  de relajación y mejor la meditación como práctica regular y diaria.

Realizar actividad física como parte de la vida diaria: ejercicios o por lo menos una caminata, de media hora, todos los días.

En presencia de diabetes es importante que la persona no descuide el control médico y nutricional. La consulta ante cualquier síntoma nuevo debe ser de alta prioridad puesto que ésta constituye una enfermedad sujeta a múltiples complicaciones.

Fuentes “El vegetariano” Año 2 No 8
Dr Jorge Estéves  Médico  Revista Holísticamente Año2, Nª 3

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