Utiliza técnicas orgánicas de producción, un modelo que
privilegia a la tierra y todo lo que implique incrementar su fertilidad
natural, y también a la diversidad o variedad de cultivos.
Algunas
claves.
Armá una huerta orgánica en tu casa
¿Cuántas veces escuchamos hablar de productos orgánicos, y de la
enorme ventaja que presentan en relación a los tradicionales en cuanto a
nutrición y salud?
Una huerta orgánica utiliza técnicas orgánicas de
producción, un modelo que privilegia a la tierra y todo lo que implique
incrementar su fertilidad natural, y también a la diversidad o variedad
de cultivos. No requiere el uso de agroquímicos.
Si querés, podés
realizar tu huerta orgánica en tu propia casa.
Cualquier lugar es apto,
siempre que tenga seis horas diarias de sol directo (como mínimo) y buen
suelo, al que podemos incorporar abono compuesto periódicamente.
Lo
ideal es comenzar con una superficie pequeña (2 o 3 m2) e ir
incrementándola de acuerdo a las necesidades de cada familia.
Hay
especies de todo el año, como la acelga, apio, lechuga, remolacha,
rabanito, perejil y zanahoria. En invierno podemos sembrar: puerro,
cebolla, achicoria (radicheta), escarola, brócoli, coliflor, repollo,
espinaca, rúcula, ajo, arvejas.
¿En maceta o a campo?
La
diferencia entre estas dos modalidades radica principalmente en el
sustrato a utilizar para armar los contenedores. Este tiene que ser bien
suelto, aireado y fértil.
Al crecer en macetas, las raíces no tienen la
posibilidad de explorar más suelo en busca de agua, aire y nutrientes.
Por lo tanto, hay que brindarles las mejores condiciones para que puedan
desarrollar y crecer bien en ese espacio.
Si vas a armar tu
huerta en macetas, éstas deben tener una altura mínima recomendable de
30 cm. para las hortalizas de hoja, y de 50 cm. para las de fruto y
raíz. El material de la maceta en sí puede ser variado: plástico, metal,
terracota, cemento, fibrocemento, cerámica o cualquier otro.
¿Cuáles son los cuidados?
Plagas.
La huerta orgánica, que se basa en principios ecológicos, imita los
mecanismos de equilibrio y estabilidad de la naturaleza, en los que
conviven diversas especies de insectos y plantas.
Si logramos diversidad
de hortalizas, flores y aromáticas asociando y rotando a lo largo del
año y un suelo fértil, el estado de salud de nuestra huerta mejorará
notablemente, logrando el equilibrio y el autocontrol del sistema sin
tener que aplicar ningún preparado (aún natural).
Recordemos que la
aparición de una plaga responde a una situación de desequilibrio, como
puede ser un suelo poco fértil y mal trabajado, o la realización de un
monocultivo a lo largo de varias temporadas, entre otros.
Agua.
Los riegos deben ser abundantes y espaciados en el tiempo. Conviene
regar al pie de la planta sin mojar las hojas, a la mañana muy temprano o
a la tardecita.
Sol. Como ya dijimos, lo ideal es contar con 6 horas de sol diarias (de 10 a 16 horas).
Carpidas. Remover la tierra entre hileras alrededor de las plantas mejora mucho la sanidad de las mismas.
Desmalezado. Se recomienda eliminar las malezas para que no compitan con las plantas cultivadas por agua, luz, nutrientes y espacio.
Cabe
señalar que, según la superficie que manejemos, la huerta orgánica se
puede pensar tanto como un emprendimiento, como sólo para el consumo
familiar.
En cualquier caso, es importante generar una toma de
conciencia y cambio en cuanto al cuidado del medio ambiente y también
hacia una mejor alimentación, algo básico para mejorar nuestra calidad
de vida y la de nuestra familia.
Por los ingenieros agrónomos Nicolás Laffatigue y Alejandra Lara,
de Integral Instituto de Diseño.
MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/ecologia/agricultura/la-agricultura-organica-87.html
http://buenasiembra.com.ar/ecologia/articulos/nuestra-huerta-organica-en-macetas-paso-a-paso-1408.html
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