Los métodos y recomendaciones de unos y de otros han sido canalizados a través de infinidad de libros, conferencias y congresos.
Abrahan Hoffer, Linus Pauling, Richard  A. Passwater, Michael Murray, Joseph E. Pizzorno, Michael Janson,  Richard  Firshein…, en Estados Unidos y Catherine Kousmine, Alain  Bondil, André Denjean, Philippe-Gastón Besson, Luc Moudon, J. Fradrin,  Jean Seignalet, Claude Lagarde…, en Europa, todos ellos y muchos otros,  excelentes profesionales, han promulgado la terapéutica nutricional como  herramienta indispensable para recuperar y mantener una buena salud.  
Los primeros, frecuentemente encuadrados en la llamada Nutrición  Ortomolecular, y los segundos habitualmente relacionados con la  Nutriterapia o la Nutrición Celular Activa.
Hoy en día diferentes Asociaciones y  Sociedades de investigación, documentación y formación se mueven en  torno a estos métodos, que solo profanos, ignorantes o presuntuosos, se  atreverían a poner en tela de juicio. 
Efectivamente, miles de  investigaciones por todo el mundo y millones las experiencias prácticas  recogidas, demuestran que la corrección alimentaria y el aporte de  cantidades óptimas de nutrientes vitales, puede ser más que suficiente  para mejorar trastornos de salud crónicos y complejos.
Dra. Catherine Kousmine
Desde que en 1949 unos amigos le llevaron a su consulta un enfermo  afectado de sarcoma y obtuvo resultados excelentes mediante la  corrección alimentaria, Kousmine comenzó a aplicar su método en  diferentes trastornos graves, como esclerosis múltiple, poliartritis  crónica evolutiva y otros tipos de cánceres. Los resultados eran la  mejor confirmación de lo acertado de su camino. 
Pudo constatar que la  alimentación moderna, rica en grasas artificiales y desnaturalizadas,  exceso de proteínas cárnicas, de azúcares y de alimentos muy refinados y  manipulados, y por otro lado, carente de nutrientes vitales, como los  ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas, minerales y oligoelementos,  está directamente relacionada con la mayor parte de las llamadas  “enfermedades de la civilización”, muchos tipos de cáncer, trastornos  cardiovasculares, artritis, etc.
Kousmine consideraba que el error más  grave de la alimentación moderna es destruir sistemáticamente la  vitamina F, el ácido linoleico cis-cis.
En los últimos años, jóvenes médicos se  formaron en la consulta de la doctora Kousmine, ya que como ella misma  declaró: “Los médicos modernos han sido formados para plantear un  diagnóstico y prescribir medicamentos. En materia de nutrición no saben  nada”.
Estos apasionados alumnos formaron una asociación médica con el  objetivo de seguir trabajando sobre las bases del método Kousmine,  creando así en 1985 la Asociación Médica Kousmine Internacional (AMKI),  que organiza seminarios de formación, congresos, etc.
Para más información: “Salve su cuerpo” o “El Método Kousmine” Ediciones Urano.
Dr. Linus Pauling. El  doctor Linus sobresale por ser la única persona que ha sido laureada dos  veces con el Premio Nobel, en 1954 en Química y en 1962 con el de La  Paz. 
El Premio Nobel de Química se lo otorgaron por sus sobresalientes  investigaciones sobre la estructura de las moléculas, la importancia de  las proteínas y de los anticuerpos. Fue catedrático en el Instituto de  Tecnología de California y en la Universidad de Stanford.
El término ortomolecular (griego orto =  justo) lo utilizó por primera vez en 1969, en un artículo que publicó la  revista Science bajo el título “Ortomolecular Psychiatry”. 
En este  artículo Pauling hablaba sobre los trabajos de Hoffer. Definió la  nutrición ortomolecular como “terapia que conserva la salud óptima y  trata las enfermedades variando las concentraciones de las sustancias  que están presentes en el organismo (molécula justa) y que son  necesarias para la buena salud”.
En la década de los setenta, Pauling  constata que un desequilibrio bioquímico y celular precede a las  enfermedades clínicamente detectables, definiendo así el concepto de  “enfermedad de la molécula” o como otros han expresado “enfermedad  celular”.
Esta es la génesis de la Nutrición Ortomolecular: modificar la  concentración de los nutrientes vitales, induciendo una verdadera  Reestructuración Biológica Celular. Decenas de asociaciones  internacionales continúan la estela de investigación y práctica que este  pionero dejó.
Para más información: “La Vitamina C y su uso diario” Linus Pauling. Múltiples ediciones.
Dr. Jean Seignalet. El  más contemporáneo de los tres, el doctor Seignalet ha dedicado más de  cuarenta años a la formación médica como clínico y biólogo. Interno de  los hospitales de Montpellier, Jefe de Asistencia Clínica, hematólogo e  inmunólogo y posteriormente biólogo en hospitales de alto nivel. 
Director del Laboratorio de Histocompatibilidad de Montpellier y autor  del prestigioso libro: “L’ alimentation ou la troisième médecine”.
Para el profesor Seignalet si excluimos  las infecciones bacterianas, virales y parasitarias, la patogenia o el  mecanismo de desarrollo de la mayor parte de las enfermedades queda hoy  en día desconocido o mal conocido.
Seignalet ha desarrollado una teoría que  puede considerarse como una explicación plausible sobre la patogenia de  numerosas afecciones.
Los dos elementos importantes son el intestino delgado y la alimentación moderna.
Las investigaciones y experiencias  clínicas del Dr. Seignalet han aportado carácter científico a la  afirmación Hipocrática de: “Que tu alimento sea tu medicina”. Son varios  cientos las referencias, que Seignalet utiliza en su libro, a  investigaciones internacionales que alientan el ánimo de cuantos creemos  que la medicina del futuro pasa por la profilaxis alimentaria.
Para más información: “L’ alimentation ou la troisième médecine”. Editado en castellano.
“Por qué necesitamos un aporte adicional de vitaminas, minerales y oligoelementos”.
Existe la opinión generalizada de que  una dieta equilibrada proporciona todas las vitaminas que el organismo  necesita, y una gran cantidad de nutricionistas conservadores está de  acuerdo en ello. 
Los puntos de vista y las recomendaciones pueden variar  muy ampliamente entre, por ejemplo, lo que recomendaría un  nutricionista contemporáneo, un médico especialista en nutrición o un  biólogo especializado en Nutrición Celular. Pero, ¿realmente necesitamos  un aporte adicional de nutrientes?...
Debemos dar atención a varias  consideraciones que configuran las necesidades nutricionales  particulares del individuo y las de la actual sociedad industrializada y  polucionada:
1º LA GENETICA
La  configuración genética varía considerablemente de una especie a otra y  como consecuencia su grado de adaptación y supervivencia en un ambiente  nutritivo determinado. 
Es decir, para sobrevivir adecuadamente un animal  puede requerir una cantidad mucho mayor o menor de ciertos nutrientes  en comparación con otro de la misma especie. El hombre no es una  excepción en este sentido. 
Con excepción de unos cuantos trastornos  genéticos, es imposible determinar variaciones ligeras en las  necesidades de nutrientes de los seres humanos El doctor Williams  utiliza el término “individualidad bioquímica” para referirse al  principio básico de las diferentes necesidades individuales.
Un ejemplo sobre el condicionamiento  genético y como consecuencia la necesidad de nutrientes individualizados  es el hecho de la producción de las enzimas que intervienen en las  fases I y II de desintoxicación hepática, que se hallan genéticamente  determinadas. 
Además, parece ser que existe una variación significativa  en los niveles de varias enzimas en poblaciones diferentes. Estos  hallazgos indican que un xenobiótico que es inocuo para un individuo  porque posee un aporte importante de las enzimas de la fase I y II,  podría ser tóxico para otro individuo que posea una producción baja,  inducida genéticamente, de estas enzimas.
Se desprende, por lo tanto, que ciertos  individuos se pueden ver beneficiados de un aporte adicional de  nutrientes que fomenten la actividad enzimática de desintoxicación (Vit.  C, Glutatión, Metionina, Cistína, Vit. Grupo B, etc).
Cada año aumenta el número de  investigaciones que demuestra que los genes responden en gran medida a  los factores ambientales. Por ejemplo, es sabido que varios xenobióticos  tienen propiedades mutagénicas significativas, pero por otro lado,  determinados suplementos nutricionales ricos en carotenoides,  nicotinamida y zinc pueden estimular los mecanismos de reparación del  ADN. 
Esta idea nos hace reflexionar sobre la incidencia positiva que  puede tener el uso específico de nutrientes activos como “reparadores”  de daños genéticos, que en muchos casos podían venir predeterminados  desde la concepción. 
El medio en el que se desarrollan los cultivos de  tejidos (grupos de células que se reproducen en el laboratorio) se  enriquece abundantemente con todos los nutrientes necesarios.
Si se  diera a las células solamente sus necesidades mínimas, algunas de ellas  no se desarrollarían y los investigadores se arriesgarían a perder el  cultivo. 
En los seres humanos el plasma sanguíneo es el que nutre a las  células y necesita un suministro constante de todos los nutrientes. 
Si  bien es cierto que todos necesitamos asegurarnos el aporte óptimo de  nutrientes vitales, parece ser que determinados individuos presentan  constitucionalmente unos requerimiento mayores, para asegurarse “un  fluido plasmático constante y óptimo” a cada célula y por extensión a  los diferentes tejidos.
 
2º PRÁCTICAS AGRÍCOLAS y ALIMENTARIAS DESTRUCTIVAS E INDUSTRIALIZADAS
Los  métodos modernos de cultivo agrícola afectan negativamente a la calidad  de nuestros alimentos. El objetivo es producir y producir, no importa  las herramientas que se utilicen (pesticidas, fertilizantes químicos,  aditivos químicos durante el procesado, etc), aunque además de  intoxicar, jueguen con la genética o modifiquen la composición del  terreno.
Por ejemplo, mucho del terreno agrícola,  contiene muy poco selenio. 
Este mineral es un protector importante  contra las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. 
Las  investigaciones han demostrado que quienes viven en las regiones cuyo  suelo posee un bajo contenido de selenio presentan un mayor riesgo de  contraer cáncer, aunque consuman una dieta que incluya alimentos  procedentes de otras zonas geográficas. 
Aunque el selenio, el cromo y el  yodo son indispensables para la nutrición humana, no son necesarios  para cultivar plantas sanas y casi nunca son añadidos al suelo agrícola.
Con frecuencia los alimentos se cosechan  cuando aún están verdes y se dejan madurar durante su transporte, en el  mercado o incluso en el hogar. En consecuencia, no adquieren su  dotación completa de minerales y vitaminas, la cual aumenta  considerablemente durante las últimas etapas de maduración. 
Para llevar  los alimentos a los mercados antes de que se pudran, los agricultores  los recogen prematuramente y los "maduran" artificialmente, en el  momento adecuado, para que parezcan frescos. 
Además, el transporte y el  almacenamiento de los alimentos, ya sea en el mercado o en casa, hace  que los nutrientes se deterioren. 
En tres días de almacenamiento  frigorífico las frutas y las verduras pierden cantidades importantes de  vitamina C y todavía más a temperatura ambiental. Los frutos secos  pierden vitaminas A, C y E si se exponen al oxígeno y la luz. 
Esto no  significa que los alimentos almacenados carezcan totalmente de valor,  sino que su bajo contenido de nutrientes hace que sea más importante  consumir complementos.
El 40 % de la vitamina A el 100 % de la  vitamina C el 80 % del complejo B y el 55 % de la vitamina E pueden  perderse durante el procesamiento, conservación y calentamiento de los  productos que consumimos mientras vemos la televisión. 
El procesamiento  de los alimentos -trituración, enlatado, congelación y cocinado-  destruye las vitaminas y los minerales. 
En un análisis de 723 alimentos  se demostró que el enlatado destruye el 77 % de la vitamina B6, el 78 %  de la vitamina B5 y gran parte de la biotina y el ácido fólico. 
Durante  el proceso de enlatado se pierden hasta los minerales. Las espinacas y  las judías enlatadas y los tomates enlatados pierden el 40 %. el 60 % y  el 83 % respectivamente del contenido en zinc que poseían en estado  fresco.
Nunca podemos estar seguros del  contenido vitamínico y mineral de un alimento.
Los valores en libros  tienen carácter orientativo. Ya que la cantidad real presente en el  alimento que se sirve puede oscilar hasta en mil veces con respecto a  dichos valores. 
Una forma de estar seguros de que incorporamos la  cantidad adecuada de nutrientes es tomar suplementos de vitaminas y  minerales junto con las comidas.
Todos los granos se procesan en alguna  medida antes de ingerirlos. En cada fase del proceso se destruyen  nutrientes. Los granos integrales tienen más nutrientes que las harinas  blancas. 
El triturado elimina veinte nutrientes, como mínimo, del trigo.  El pan blanco tiene sólo el 20 % del zinc, el 25 % del hierro, el 30 %  del cromo, el 40 % del calcio y el 60 % del magnesio contenidos en el  pan de trigo integrales.
El triturado extrae el 86 % de la vitamina E,  el 80 % de la vitamina B3, el 75 % de la vitamina B6 el 67 % del ácido  fólico y el 50 % de la vitamina B5 del pan de trigo integral. El  enriquecimiento no compensa las pérdidas producidas por el procesamiento  de los alimentos. 
Los fabricantes pueden indicar que la harina  triturada está "enriquecida", pero esto sólo significa que le han  añadido cuatro vitaminas y dos minerales. Incluso en este caso, no se  recuperan los niveles originales.
El cocinado destruye las vitaminas y los  minerales. El corte de los alimentos inicia las reacciones enzimáticas y  la oxidación que destruyen las vitaminas.
El sobrecalentamiento o  recalentamiento destruye más del 80 % del contenido de algunas  vitaminas. La pérdida media de minerales en las verduras es del 32% del  calcio, el 45% del magnesio, el 46% del fósforo y el 48% del hierro.  
Gran parte del contenido mineral y vitamínico de una alimento puede  eliminarse con el agua de cocer y, si se pelan los alimentos, con la  piel.
A modo de resumen:
1º La industrialización alimentaria  arroja serias dudas sobre la cantidad y calidad de los nutrientes  vitales que contienen los alimentos.
2º La alimentación moderna, los  alimentos procesados y el modo de cocinar reducen a mínimos el aporte de  micronutrientes vitales, provocando subcarencias.
3º Es imposible  saber el contenido de los nutrientes descubiertos recientemente que está  presente en los alimentos, porque las tablas de alimentos no están  preparadas para incluir estos elementos.
4º Es necesario un aporte  adicional de oligoelementos biodisponibles y de calidad, que de otra  manera sería imposible proporcionar en cantidades óptimas.
3º EL ESTRÉS
El  estrés, ya sea emocional, físico o causado por lesiones o enfermedades,  agota los nutrientes del organismo, especialmente, la vitamina C, el  complejo B y el Zinc. 
Por otro lado, la vitamina B6 y el ácido  pantoténico juegan un papel vital en la fisiología del estrés. La  vitaminas C y E y el Zinc favorecen la recuperación frente al estrés.  
Dado que el estrés es parte cotidiana de la vida de la mayor parte de la  población de los países industrializados, la toma adicional de  nutrientes debería formar parte, tal como lo es la dieta sana y el  ejercicio físico regular, de la profilaxis humana.
4ª POLUCIÓN Y RADICALES LIBRES
Debemos  recordar que nuestro organismo está constantemente expuesto a cientos  de tóxicos químicos y metales pesados, además de los propios residuos  bacterianos y alimentarios de nuestro metabolismo. 
Esta carga agota  nuestra capacidad de desintoxicación y produce subcarencias importantes  en nutrientes vitales. 
Por ejemplo el Cadmio y el Plomo desplazan los  oligoelementos de sus lugares activos. Carencias en Oligoelementos  imprescindibles, como el Cobre, el Selenio, el Manganeso o el Zinc,  provocan a su vez una proliferación de Radicales Libres, ya que el  organismo ve disminuida la actividad de enzimas antioxidantes  importantes, como la S.O.D. y G.P.X. 
Los conservantes y estabilizantes  alimentarios, así como ciertos medicamentos disminuyen la asimilación  digestiva de los oligoelementos, haciéndolos, incluso, inactivos dentro  del torrente sanguíneo.
Después de todo, ¿necesitamos un aporte adicional de vitaminas, minerales y oligoelementos?... La respuesta es obvia. 
fuente
BIBLIOGRAFÍA
La revolución de las vitaminas. Dr. Michael Janson. 1996.
Utilización terapéutica de los Oligoelementos. H. Picard. 1985
El Método Kousmine. AMKI. 1989
L ‘alimentation ou la troisième médecine. Seignalet. 1998
Enciclopedia de Medicina Natural. Murray y Pizzorno. 1997