Alimentos ecológicos:
más nutritivos, saludables y respetuosos con el medioambiente
La investigación agrícola principalmente se ha concentrado en el estudio del aumento de producción y la reducción de costes en el procesado de los alimentos, por eso no sólo están dejando de cumplir su finalidad de nutrir y por tanto, de generar salud, sino que además, desde cada vez más amplios sectores científicos, se ha empezado a denunciar los alimentos como causantes de las modernas enfermedades degenerativas (obesidad, enfermedades cardiovasculares, cáncer, etc.)
A esta preocupación por la salud se añade la creciente sensibilidad de la opinión pública por las consecuencias negativas de la actividad agraria sobre el medio ambiente, por lo que la producción de alimentos de calidad, mediante técnicas agroecológicas es la alternativa de obtención de alimentos más acorde con un futuro equilibrado.
La exposición humana a los pesticidas es
un hecho bien estudiado en los últimos años, existiendo información de
los efectos agudos y continuos de estos productos en casos de
intoxicación.
También son bien conocidas las consecuencias que tiene sobre el desarrollo y funcionalidad de diferentes órganos y sistemas, que abarca desde las alteraciones neurológicas, reproductivas, endocrinas o inmunológicas, hasta fracasos funcionales y alteraciones importantes del comportamiento.
También son bien conocidas las consecuencias que tiene sobre el desarrollo y funcionalidad de diferentes órganos y sistemas, que abarca desde las alteraciones neurológicas, reproductivas, endocrinas o inmunológicas, hasta fracasos funcionales y alteraciones importantes del comportamiento.
Son conocidos los trabajos sobre incidencia y mortalidad por cáncer en poblaciones agrícolas, cuyo riesgo es superior al resto de la población en general, para algunas localizaciones tumorales (cerebrales, cáncer de pulmón, ovario y próstata, los sarcomas de partes blandas y algunos tipos específicos de leucemia).
Los abonos desequilibrados y la forma en que éstos se suministran al suelo, como sales solubles y no bajo forma orgánica, modifican profundamente la bioquímica de la planta.
Por tanto, los abonos químicos alteran la composición de los alimentos.
Los fertilizantes nitrogenados, reducen del contenido de materia seca por aumento de la cantidad de agua en el protoplasma celular.
El contenido de agua en los alimentos frescos por el empleo de abonos nitrogenados, puede variar entre el 5 y 30% más que en los alimentos ecológicos, así un aumento del 15%, implica que cada 7 kg de fruta u hortalizas producidas con agricultura convencional contienen 1 L de agua más que los producidos ecológicamente. También disminuye el contenido de vitamina C.
Además el empleo de fertilizantes de
síntesis repercute sobre la calidad del producto durante su
conservación, y pueden influir de forma importante en la producción de
pérdidas durante el tiempo de almacenaje, debido a que un exceso de
nitrógeno produce tejidos blandos con escaso niveles de materia seca.
El abuso de los fertilizantes
nitrogenados de síntesis en agricultura convencional puede provocar la
presencia de residuos en vegetales y si se acumulan en grandes
cantidades pueden tener efectos cancerígenos.
Los fertilizantes potásicos afectan a la composición de las plantas al reducir el contenido de magnesio, por existir un antagonismo con el potasio, y también provocar la disminución de calcio y otros oligoelementos. Los abonos fosfatados reducen el contenido en carotenos (provitamina A).
Otras consecuencias de la utilización de
abonos nitrogenados son el aumento del contenido en proteínas en la
planta, pero de menor valor biológico, disminución de la cantidad de
oligoelementos, menor conservación de los productos, debido al aumento
de la cantidad de agua de los mismos, y disminución de la resistencia
frente a plagas y enfermedades de los cultivos.
La acumulación de nitratos en el suelo y en los alimentos también es debida a un excesivo abonado con nitrógeno.
En este sentido, las técnicas de producción ecológicas y la
asociación de cultivos son favorables para producir hortalizas con baja
concentración de nitratos, especialmente en cultivos de invierno y con
las condiciones ambientales del litoral mediterráneo.La acumulación de nitratos en el suelo y en los alimentos también es debida a un excesivo abonado con nitrógeno.
La alimentación basada en
productos ecológicos, mucho más sanos y de menor impacto ambiental,
constituye una alternativa a la alimentación convencional, en la que los
alimentos sufren una desnaturalización progresiva que hace peligrar la
salud de los consumidores, al tiempo que los residuos tóxicos y la
erosión física y biológica hacen mella en los ecosistemas
empobreciéndolos.
Los métodos de producción ecológica
implican importantes restricciones en la utilización de productos
químicos de síntesis que dan lugar a la ausencia de residuos de este
origen en los alimentos obtenidos.
Las principales prácticas contra los agentes nocivos en agricultura ecológica consisten en mantener y favorecer la presencia de fauna auxiliar y con ello se limitan los riesgos de presencia de residuos de fitosanitarios en los alimentos y la contaminación del entorno.
Las principales prácticas contra los agentes nocivos en agricultura ecológica consisten en mantener y favorecer la presencia de fauna auxiliar y con ello se limitan los riesgos de presencia de residuos de fitosanitarios en los alimentos y la contaminación del entorno.
La producción de alimentos ecológicos,
simboliza muchos de los aspectos fundamentales que conducen a los
consumidores a decidirse por la comida y el consumo ecológico, como son
la preocupación por la presencia de residuos de productos
fitosanitarios, el deseo de contribuir y apoyar la existencia de
sistemas de agricultura sostenible, o el conocimiento de que los
alimentos de producción ecológica pueden contribuir a una mejor
comprensión de lo que se come y de qué forma repercute en cuestiones de
salud, seguridad, nutrición y palatabilidad.
La mayor concentración de minerales en alimentos ecológicos,
se pone de manifiesto, por ejemplo, en el contenido en potasio en
lechugas romanas ecológicas, donde se ha encontrado aproximadamente un
20% más de este elemento. También en los contenidos de hierro en la
judía-grano, donde las concentraciones en los granos de judía
convencionales son de aproximadamente 6 mg por cada 100 g, mientras que
los de producción ecológica son de 7.12 mg.
Estos datos ponen de manifiesto que los granos de judía ecológica aportan un 15.7% más de hierro que las convencionales.
Estos datos ponen de manifiesto que los granos de judía ecológica aportan un 15.7% más de hierro que las convencionales.
Por último indicar también que los
resultados más significativos (Raigón, 2007) en diferentes estudios
comparativos han demostrado que:
– Las concentraciones de nitratos
(sustancias tóxicas) en vegetales es mayor en el caso de las verduras
procedentes de cultivo convencional, variando en función de la especie,
en promedio, 50% más en el caso de col china, 35% para la lechuga, 65%
para la acelga y 28% para la espinaca.
- Las verduras ecológicas han presentado
mayor concentración mineral (25% más de potasio en lechugas, 14% más de
calcio en tallos de hinojo, 16% más de hierro en judía grano).
- Las cantidades recomendadas
diariamente, en una persona adulta de Hierro, Sodio, Potasio y Calcio se
pueden conseguir con el consumo de 500 g de acelga ecológica fresca,
sin que repercuta en riesgo aparente para la salud, por no superar la
ingesta diaria admisible de nitratos.
Las mismas cantidades de elementos nutricionales se podrían consumir con la ingesta de aproximadamente 550 g de acelga convencional fresca, aunque con ello la cifra de nitratos consumidos se duplicaría, apareciendo riesgo para la salud. - El zumo de naranja ecológica contiene un 20% más de vitamina C que el procedente de frutos convencionales.
- Los frutos cítricos ecológicos son más aromáticos, presentando un 24% más de aceites esenciales.
- En pimiento ecológico verde se alcanza un 10% más de vitamina C y en rojo un 7% más, frente a los convencionales.
- Las sustancias antioxidantes están en
concentraciones superiores en frutas ecológicas, por ejemplo en fresas
(26%), zarzamora (40%), manzana (15%) y pimiento (17%).
- Las variedades tradicionales de lechuga han concentrado mayores contenidos minerales que las comerciales.
- Las frutas y verduras ecológicas contienen menor nivel de agua,
repercutiendo en mayor materia seca, mayor concentración de los sabores,
mejor ajuste en la relación del precio y mayor capacidad de
conservación.
La col ecológica puede resistir hasta 24 días síntomas de pudrición, frente a los 6 días de la col convencional. Los frutos cítricos ecológicos presentan seis semanas más de conservación en postcosecha que los convencionales.
Mª Dolores Raigón “Alimentos ecológicos, calidad y salud”
MAS INFO:
http://buenasiembra.net/salud/alimentacion/index.html