La ortiga (Urtica urens, U. dioica)
representa la torpeza de la subjetividad humana para definir lo que, en
la naturaleza, es bueno o malo.
Esta “mala hierba” posee tal cantidad
de virtudes que el hombre le ha dado multitud de usos a lo largo de la
historia, desde alimento hasta afrodisíaco, pasando por diversas
aplicaciones medicinales, usos textiles, como fuente de pasta para
fabricar papel, tintes e incluso, si eres supersticioso, para obtener
coraje.
Todo el mundo la conoce, de ahí uno de
sus nombres “hierba de los ciegos”, pues hasta estos la reconocen con
solo rozarla. La ortiga, por común y abundante, es una de esas plantas
cuyas virtudes y usos, debería conocer todo amante de la naturaleza,
excursionista, superviviente o aspirante a aventurero.
LA ORTIGA COMO COMESTIBLE
Es mejor recolectar los brotes tiernos y las hojas, y desechar los
tallos más duros.
Las propiedades urticantes desaparecen con la cocción o
12 horas después de recolectada. La forma más sencilla de prepararlas
en el campo es, después de lavarlas con unos guantes, hervirlas entre 10
y 15 minutos.
Luego aliñadlas con aceite y sal si disponéis de ello.
También puede prepararlas en tortilla, sopas, puré o cualquier otro
plato que salga de vuestra imaginación.
M. Pahlow recomienda las hojas de ortiga junto con
diente de león y celidonea menor como una buena ensalada de primavera.
Las virtudes de la ortiga como alimento
superan probablemente a las de las espinacas, ya que, al contrario que
éstas, la ortiga no contiene oxalato sódico. Sin embargo, sí aporta
otros beneficiosos elementos como el hierro o el silicio.
Además,
contiene una importante cantidad de proteínas: de 6 a 8 gr por cada 100
gr de planta fresca y de 30 a 35gr si está seca; y vitaminas A, C y K.
En la obra “Secretos y Virtudes de las Plantas Medicinales” de Selecciones del Reader’s Digest se nos dice que no consumamos las semillas.
También Alan Sauri, en su libro La Vida Autosuficiente
de Editorial Blume, advierte “Desconfiad de las semillas: 10 gr por día
suprimen totalmente la orina”.
Es un dato curioso, sobre todo teniendo
en cuenta que una de las principales propiedades reconocidas de la
ortiga es su efecto diurético; para que nos entendamos, las plantas
diuréticas eliminan las toxinas de la sangre y a menudo aumentan
temporalmente la secreción de orina.
Para evitar riesgos, desechar las
semillas al realizar cualquier plato o infusión con ortiga.
La principal aplicación medicinal que le puede encontrar el
excursionista a esta planta es la utilización en caso de hemorragias
nasales en virtud de sus propiedades vasoconstrictoras (provoca la
contracción de los vasos sanguíneos).
Para ello se debe introducir por
la nariz una gasa o un algodón empapado en el jugo de la planta.
Esta misma propiedad la hace útil,
ingiriéndola en forma de infusión o jugo, en casos de menstruaciones
abundantes. De todas maneras, en situaciones de menstruaciones
anormales, hay que consultar al médico para conocer las causas del
problema y no jugar a los curanderos.
Además de éstos, la ortiga tiene otros
muchos usos, pues es una de las plantas con más aplicaciones
medicinales.
En uso interno, como infusión o jugo, se viene usando,
gracias a sus propiedades depurativas (purifica la sangre y ayuda a
eliminar los desechos), diuréticas (colabora en la depuración de la
sangre al eliminar las toxinas) y alcalinizantes (provoca la
alcalinización de los fluidos orgánicos, especialmente de la sangre y la
orina, facilitando la eliminación de residuos ácidos que producen
algunas enfermedades), para afecciones reumáticas, hepáticas, gota,
cálculos renales y arenillas en la orina.
También en las llamadas curas de
primavera, cuya finalidad es la desintoxicación del organismo.
El hierro
y la clorofila, tan abundantes en esta planta, estimulan la formación
de glóbulos rojos, por eso es útil en anemias por falta de hierro y reconstituyente en la convalecencia de otras enfermedades y
en caso de agotamiento o desnutrición.
También se usa en trastornos de la
digestión por insuficiencia de los órganos digestivos, ya que hace
trabajar al páncreas, al estómago y a la vesícula viliar; para curar
diarreas; como ayuda en casos de diabetes porque, sin llegar a ser un
remedio mágico que permita prescindir de la medicación, disminuye la
cantidad de azúcar en sangre.
Para aumentar la secreción de leche en
las madres, además del uso interno, se pueden aplicar externamente
compresas empapadas en el jugo de la planta. La ortiga también tiene una
utilidad cosmética ya que embellece y limpia la piel.
En estos casos se
suelen usar, sin prescindir del uso interno para obtener mejores
resultados, aplicaciones de compresas empapadas en el jugo de la planta o
el propio jugo usado como loción.
Está indicada en afecciones cutáneas como acné, eccemas y, según algunos, incluso psoriasis.
La loción con decocción de raíz se
recomienda contra la caspa, para el aclarado como un acondicionador y,
con muchísima frecuencia, contra la caída del cabello.
Existe una aplicación más bestia y
antigua que consiste en azotarse con ella en la zona afectada por el
reuma, la gota e incluso sarampión y escarlatina.
PREPARACIÓN
El jugo es el sistema que aprovecha mejor las propiedades de la planta.
Se prensan las ortigas o se pasan por la licuadora.
Para las infusiones, se recomiendan dos
cucharaditas de hojas en 1/4 de litro de agua hirviendo. Hervir 5
minutos. Se toma una taza por la mañana y otra por la noche durante 4 a 8
semanas. Para la obtención del jugo, M. Pahlow pone las ortigas
previamente en remojo durante 12 horas.
Respecto a la raíz, se hierven dos puñados en medio litro de agua y se usa como loción.
Si queremos almacenar la planta en
nuestro botiquín natural tenemos que dejarla secar bien a la sombra y
luego las guardaremos en frascos o bolsitas.
OTROS USOS DE LA ORTIGA
Más reciente es su uso para fabricar
pasta de papel, como tinte para colorear telas y como fuente de fibras
textiles para confeccionar cuerdas, redes, velas de barcos y ropas. Este
último uso se remonta tan sólo a la Segunda Guerra Mundial, debido a la
escasez de las fibras más habituales.
Diego de Rivera Núñez y Concepción Obón de Castro explican el proceso en su “Guía de Íncafo de las Plantas Útiles y Venenosas de la Península Ibérica y Baleares”.
La descripción es innecesaria, pues todo
el mundo conoce la ortiga.
Lo que ya no es tan conocido es que, al lado
de la ortiga mayor (Urtica dioica), que alcanza entre 50 y 150 centímetros y es la más común, suele crecer otra, la ortiga menor (Urtica urens)
de unos 60 centímetros y picadura más rabiosa que su hermana mayor.
Ambas tienen idénticas propiedades. Se suelen encontrar próximas a zonas
habitadas, setos, bordes de caminos, cercados, jardines.