Las algas son vegetales que crecen en agua, tanto dulce como salada.
En el océano constituyen el principal componente del plancton marino. Tuvieron mucho que ver con el origen de la vida en el ámbito marino; fueron los primeros organismos en realizar la fotosíntesis clorofílica. Van desde los microscópicos organismos unicelulares (como las espirulinas) hasta las gigantescas kelp (el ser vivo más largo del planeta).
Si bien las algas mantienen un sistema de organización primitivo, realizan fotosíntesis como cualquier vegetal verde y tienen capacidad de sintetizar proteínas, carbohidratos, lípidos, clorofila, ácidos nucleicos, vitaminas, minerales y pigmentos. En las cápsulas espaciales se las utiliza para regenerar el oxigeno y, luego de secadas, se las emplea como alimento para los astronautas.
Aún no se ha tomado conciencia respecto al rol que pueden jugar las algas en la problemática del hambre en el mundo, pues son una fuente espontánea e inagotable de nutrientes que se desarrolla sin costo alguno en los dos tercios de la superficie del planeta cubierta por agua. Una razón más para frenar la salvaje contaminación de los mares, de los cuales podríamos sobrevivir en un futuro cercano. Además, las mismas algas se están revelando, en experiencias de gran escala, como magníficas depuradoras de las aguas contaminadas con residuos de la actividad industrial (fosfatos, nitritos, anhídrido carbónico, etc.).
Las algas también pueden cultivarse con gran rendimiento en pequeñas extensiones de tierra. Un caso es la espirulina, que comparativamente brinda más nutrientes y de mejor calidad por unidad de superficie con respecto, por ejemplo, a la tan alabada soja.
Las algas están presentes desde hace milenios en la tradición culinaria de Oriente y de culturas ancestrales americanas y africanas. Si bien en ciertas poblaciones cumplen un rol nutricional importante (en Hawai se consumen más de 70 especies distintas), hay millones de occidentales que prácticamente las desconocen. En Argentina son consideradas como un exótico ingrediente de la culinaria oriental, pese a que nuestro litoral atlántico es un gran productor tanto cuantitativo como cualitativo (kelp, wakame, agar-agar, cochayuyo, etc.).
Lamentablemente toda la producción se exporta y nadie difunde sus beneficios para la población local.
Objetivamente debemos considerar a las algas como excelentes integradores naturales para combatir el empobrecimiento causado por los procesos de refinación industrial de nuestros alimentos. Su ventaja es la gran concentración de nutrientes y la alta asimilación orgánica de los mismos.
Como dice el Dr. Muramoto, “es un tipo de comida en el cual uno puede confiar”. Al inicio puede que no atraigan por su particular sabor, pero una vez que se las comienza a utilizar, es difícil prescindir de ellas. Luego de ingerirlas, se tiene la sensación de haber consumido algo verdaderamente nutritivo.
Hay distintos tipos de algas y se las divide en azules (hay quienes a éstas las consideran bacterias), rosadas, pardas, doradas y verdes.
Las rosadas se desarrollan a grandes profundidades, destacándose entre las más conocidas a las hiziki y las nori. De algunos ejemplares de este grupo se obtiene el agar-agar, utilizado como gelificante.
Entre las pardas podemos citar a las kombu, las kelp, las fucus y las cochayuyo.
Las diatomeas forman parte de las algas doradas y su característica es que las paredes celulares están formadas por estructuras silíceas en lugar de celulosa.
Por último, entre las verdes destacan las excelsas espirulinas de agua dulce.
Luego veremos mayores detalles de cada especie.
Nutricionalmente las algas son ricas en proteínas, minerales y vitaminas (A, B, C, E) y sobre todo en elementos difíciles de hallar en verduras terrestres, fundamentalmente el yodo, mineral escaso en el suelo y mas aún en tierras agotadas por el cultivo intensivo. Excepto algunos pescados, las algas son nuestra mejor fuente natural de yodo.
La hormona tiroidea (tiroxina) se produce gracias a la presencia de este mineral y su normal producción estimula el sistema nervioso simpático, incrementando la tasa de oxidación celular y por ende el metabolismo corporal (utilización de los macronutrientes).
La carencia de yodo afecta los niveles sanguíneos de tiroxina y por tanto el nivel de energía en el organismo, generando fatiga, piel seca o amarillenta, alta tasa de colesterol, entumecimiento de las extremidades, hormigueos, aumento de peso, falta de memoria, dificultad de concentración, cambios de personalidad, depresión, anemia, menstruación prolongada y dolorosa en mujeres, etc. En los niños esta carencia genera desarrollo defectuoso a nivel óseo, muscular, mental y nervioso. Mas detalles sobre el tiroidismo se pueden ampliar en el artículo “Hipotiroidismo y el arte de vivir”.
Además de yodo, las algas también son ricas en otros minerales claves como magnesio, calcio, potasio, hierro y oligoelementos como cinc, selenio, manganeso, boro, cobalto, cobre, vanadio, etc. Algunas algas llegan a tener un tercio de su peso en sales minerales (ver hiziki), siendo las más ricas proveedoras en absoluto, y sobre todo de minerales biológicamente asimilables por el organismo humano. Por ello su exitoso empleo en anemias, osteoporosis y otros estados carenciales.
Además de minerales, las algas son muy ricas en proteínas y sobre todo en aminoácidos esenciales (aquellos que el organismo no puede sintetizar y que deben provenir del alimento). Estas proteínas son muy asimilables debido a la presencia de minerales y enzimas que facilitan su absorción. Por ello se aconseja consumirlas junto a cereales, que generalmente tienen carencias de ciertos aminoácidos.
En general podemos decir que las algas son estimulantes del metabolismo, aumentando el intercambio celular y mejorando la eliminación de toxinas. Dada la gran presencia de antioxidantes (vitaminas y oligoelementos), neutralizan el efecto de los radicales libres, responsables de acelerar el proceso de envejecimiento en los tejidos. También reducen los niveles de azúcar, colesterol y presión sanguínea.
En dietas vegetarianas (y también en convencionales) previenen anemias por su contenido en hierro fácilmente asimilable y vitamina B12. Entre otras cosas, esta vitamina es responsable de mantener un adecuado nivel de hierro en sangre y es vital para funciones neuromusculares.
Las algas resultan ideales para dietas de adelgazamiento (además cubren eventuales carencias nutricionales), diabéticos, embarazadas, niños y convalecientes. Pese a ser bajas en grasa, azúcares y calorías, aportan saciedad por su alto contenido en mucílagos, los cuales regularizan la función intestinal y protegen las mucosas digestivas. Los mucílagos son polisacáridos que retienen varias veces su volumen en agua y en los vegetales cumplen la función de reserva hídrica. Fundamentalmente actúan sobre las mucosas.
En el estómago forman una capa viscosa que atenúa las irritaciones. En los intestinos estimulan el peristaltismo. A nivel respiratorio calman la irritación que provoca la tos. El ácido algínico de las algas pardas (kombu, kelp, fucus, cochayuyo) es un mucílago que ejerce un papel protector de la mucosa gástrica, tapizándola y dificultando el reflujo del contenido gástrico hacia el esófago; también reduce el pH ácido del estómago y genera sensación de plenitud.
Estudios realizados en distintos países sobre las algas, demuestran propiedades anticancerígenas (sobre todo a nivel de colon y mamas), debido en gran parte a un principio activo: la fucoidina. En Japón se ha comprobado que funciona como un quimioterápico, disminuyendo la virulencia y la progresión de los tumores. En laboratorio ha mostrado una eficiencia de 84% en la eliminación de cáncer intestinal. Si bien no se conoce exactamente su mecanismo de acción, al parecer tiene que ver con la estimulación del sistema inmunológico (ver kombu y fucus).
Muchas algas tienen un efecto fluidificante de la sangre. Algunos investigadores lo atribuyen a un principio anticoagulante (similar a la heparina), que no solo previene el infarto sino que favorece la eliminación de grasas del circuito sanguíneo, bajando el colesterol malo (LDL) y subiendo el bueno (HDL). En función a esto puede afirmarse que actúan como limpiadoras de la sangre.
Las algas poseen un delicado efecto antibiótico y actúan selectivamente en la flora intestinal (sobre todo en el colon), eliminando las bacterias que producen sustancias cancerígenas. Las algas oscuras (o pardas) tienen el poder de prevenir el ictus, neutralizar el efecto tóxico del consumo de sal refinado y reducir la tasa de colesterol. Para los deportistas, las algas aportan mejoras en la circulación, en la oxigenación y en la resistencia a la fatiga.
En general las algas combaten los efectos de las radiaciones (rayos X y radioactividad) y la contaminación con metales pesados (plomo, mercurio, estroncio, cadmio) y sales toxicas (nitritos, sulfuros). Esto se debe en parte a su riqueza en yodo y en parte al contenido de alginato de sodio (ver kelp y cochayuyo), lo cual evita la fijación de aquellos en el organismo y favorece su eliminación (en el intestino se transforman en sales insolubles que se descargan del cuerpo a través de las heces).
La experiencia más importante ha sido la del pueblo japonés, tras las explosiones atómicas de la Segunda Guerra Mundial.
Incluso las kombu han demostrado la propiedad de eliminar los isótopos radioactivos aún cuando ya estén alojados en la estructura ósea. De allí su justificada fama como desintoxicantes y depurativas.
En la medicina oriental son conocidas las propiedades de las algas para evitar estancamientos corporales (hinchazones, nódulos, bultos), mejorar el metabolismo corpóreo del agua, estimular el bazo y el páncreas, limpiar el sistema linfático y alcalinizar la sangre. Única precaución es para los hipertiroideos, en cuyo caso conviene siempre la consulta médica.
De todos modos pueden hacer uso seguro de las espirulina, que no contienen yodo por provenir de aguas dulces.
En general se aconseja consumir las algas previamente hidratadas, tanto crudas (así se aprovecha al máximo su tenor vitamínico y enzimático) como cocidas. Cuando se las hidrata o cocina, consumir siempre el agua utilizada, dado el gran contenido de sales minerales que pasan al líquido. En caso de algas plegadas (como las kombu) o enteras, pueden lavarse rápidamente para eliminar eventuales restos de arena, antes de proceder al remojo o la cocción, cuyo líquido no debe descartarse. Luego veremos los sistemas de utilización de cada tipo de alga.
Si nunca ha consumido algas, conviene que las introduzca paulatinamente en la dieta para habituarse al sabor y permitir una correcta adecuación por parte de su organismo, tal como ocurre con las legumbres. De ese modo evitará los posibles síntomas de una brusca incorporación, como gases (por el efecto desintoxicante que generan las algas), irregularidad intestinal, efectos típicos de un ayuno y reacciones cutáneas. Nada de esto ocurre con un gramo diario de espirulina, ni utilizando las kelp como sal o mezclada con la sal marina (sal enriquecida), ni agregando unos copos de nori a las ensaladas o a las sopas.
Es difícil indicar una dosis de consumo diario, ya que son distintas las algas y distintos los organismos. Como en todo, el consejo es el equilibrio y un poco cada día. Siempre “algo es mejor que nada”. En macrobiótica se recomienda una presencia del 5% (en volumen) en el plato. Lo más riesgoso de un alto consumo de algas puede ser el yodo, aunque es un mineral generalmente carente y cuya absorción resulta ser bloqueada por gran cantidad de elementos y situaciones.
Es el caso de carencias de cinc, presencia de nitritos (aparecen en el agua, en los cultivos fertilizados químicamente y en los procesos industriales), alimentos bloqueadores (crucíferas crudas, soja, maní) y pérdidas en el agua de cocción. Por otro lado hay que tener en cuenta el yodo que se consume a través de medicamentos (colirios, antigripales) y antisépticos (utilizados en los procesos de la industria láctea) y aditivación de la nefasta sal refinada (cloruro de sodio). Una sobredosis de yodo puede manifestarse en forma de acné, trastornos gastrointestinales, urticaria, conjuntivitis, etc.; síntomas que desaparecen con la simple eliminación del consumo.
Además del uso en la alimentación humana, las algas tienen gran cantidad de aplicaciones prácticas. Externamente se utilizan en cosmética y en problemas articulares, a través de la aplicación de emplastos (ver kelp). También se utilizan en la alimentación animal, obteniéndose los mismos beneficios que para humanos.
Otra conocida aplicación de las algas es como depurativa de aguas, campo en el cual es muy difundida la utilización de las diatomeas como potabilizadoras (agua de consumo) y filtradoras (agua de piletas). Estas algas fosilizadas también se utilizan para conservar granos y semillas, protegiéndolos de hongos, virus y bacterias.
Desde la antigüedad y en distintas civilizaciones, era conocido el uso de las algas como fertilizante agrícola. Hoy se sabe que el efecto benéfico de las algas en el suelo se debe al aporte de los microminerales (oligoelementos), carentes en la tierra y abundantes en las algas.
Todas las algas benefician a los suelos, pero particularmente se está desarrollando el uso de las diatomeas en agricultura orgánica, sobre todo en aplicaciones foliares. A través de la savia, la planta absorbe los 38 microminerales presentes en las algas y los asimila con gran rapidez, pudiendo apreciarse una verdadera explosión de crecimiento vegetal.
Las diatomeas también cumplen la función de insecticida vegetal, ya que provocan la desecación (no son tóxicas) de los insectos de sangre fría; esto es muy útil para combatir pulgones, cochinillas, mosca de la fruta, etc. El tema esta desarrollado en el artículo “Insecticida totalmente natural”. Esta función también la cumplen en animales (garrapatas, pulgas) y en personas (piojos) sin ningún efecto tóxico.
PROPIEDADES
A modo de resumen, podemos decir que las algas:
- Refuerzan el sistema inmunológico
- Aportan nutrientes claves
- Estimulan el metabolismo y el sistema endocrino (glándulas)
- Reequilibran y remineralizan el organismo
- Estimulan el aparato circulatorio
- Limpian el sistema linfático
- Retardan el envejecimiento por su efecto antioxidante
- Coadyuvan en curas de adelgazamiento
- Protegen y lubrican las mucosas
- Regularizan la función intestinal
- Son antirreumáticas y anticancerígenas
- Bajan el azúcar y el colesterol
- Depuran y fluidifican la sangre
- Desintoxican el organismo
Por lo tanto son aconsejadas en caso de:
- Problemas del sistema linfático e inmunológico
- Tendencia a enfermedades infecciosas y virales
- Constitución débil ó asténica
- Fatiga psicofísica y estrés
- Tumores en general
- Tratamientos radiológicos y quimioterápicos
- Anemia y convalecencias
- Falta de apetito
- Diabetes
- Estreñimiento
- Toxemia y estados de acidosis
- Hipotiroidismo
- Tendencia a alergias
- Inconvenientes cardiovasculares: presión, colesterol, esclerosis, sangre espesa
- Períodos críticos: pubertad, crecimiento, embarazo, menopausia
- Padecimientos osteoarticulares: gota, reuma, artrosis, artritis
- Problemas gástricos: úlcera, gastritis, reflujos ácidos
- Obesidad y celulitis
- Necesidad de calcificación: fracturas, osteoporosis
- Prácticas deportivas y atléticas
- Contaminación ambiental, química o radioactiva
Algas Cochayuyo (Durvillea utilis):
Provienen del litoral patagónico y del Pacífico chileno. Su principal característica es la alta concentración de ácido algínico (llega a casi el 48% de su peso), por lo cual es muy apreciada por la industria alimentaria para la elaboración de aditivos. Es aconsejada para personas con reflujos ácidos, gastritis, reuma, artritis y sobrepeso. Baños de inmersión con su decocción son recomendables para personas débiles y anémicas. Utilización: Como alimento se preparan con remojo previo de una hora (sin tirar el agua), adicionándose luego en la cocción de cereales y verduras. Puede también beberse su decocción, preparada con 10 gramos por litro de agua.
Son microscópicas algas unicelulares que viven desde hace millones de años en el fondo de lagos de agua dulce. La pared celular no contiene celulosa, sino que está compuesta por sustancias pécticas impregnadas de sílice, lo cual le otorga particular rigidez.
En la cordillera de Los Andes emergieron estas pequeñísimas estructuras silíceas fosilizadas, de las cuales hay hasta medio millón por milímetro cúbico.
Su aplicación más difundida es como insecticida permitido en la agricultura orgánica, pues no genera toxicidad ni resistencia. La acción de estas algas es física-mecánica: perfora la queratina de los insectos de sangre fría, los cuales mueren luego deshidratados.
Combate hormigas, cucarachas, piojos, vinchucas, polillas, pulgas, arañas, garrapatas, pulgones, cochinillas, mosca de la fruta, etc. Además resulta un excelente fertilizante vegetal por su aporte de 38 minerales distintos. También se emplea para purificar aguas y conservar granos y semillas. Utilización: Como insecticida y fertilizante se aplica en los vegetales diluida al 1% en agua.
En animales (pulgas, garrapatas) se espolvorea directamente sobre el pelaje. En humanos (piojos) se mezcla con el shampoo, se aplica sobre el cabello y se deja actuar 10/20 minutos, enjuagándose normalmente. En granos y semillas se espolvorea directamente. Unica recomendación es evitar su inhalación para prevenir irritación de las mucosas.
Algas Espirulina (Spirulina maxima)
En contraposición a las kelp, esta microscópica alga unicelular (apenas décimas de mm) es uno de los vegetales más diminutos del planeta. Prolifera en lagos de aguas dulces y alcalinas, y era utilizada en alimentación por mayas (lago Texcoco), orientales (Japón, Tailandia) y tribus africanas (lago Chad).
La investigación científica ha verificado su gran riqueza constitutiva. Es una de las fuentes naturales más proteicas (70% de su peso). Sus proteínas son completas y de alto valor biológico: posee 21 de los 23 aminoácidos (todos los esenciales) en proporción casi ideal, destacándose el triptofano (antidepresivo por excelencia) y la fenilalanina (otorga sensación de saciedad) como los de mayor concentración. A nivel de lípidos, tiene gran riqueza en ácidos grasos poliinsaturados (linoleico, linolénico y gamma-linolénico).
Entre los glúcidos se destaca la presencia de un raro azúcar natural (ramnosa) que favorece el metabolismo de la glucosa y posee un efecto favorable en la diabetes. En materia de vitaminas, además de A, E y H se destaca por ser la fuente natural más rica en B12 (ideal para complementar dietas vegetarianas estrictas, pues un gramo diario cubre las necesidades diarias de dicha vitamina). En cuanto a minerales, es especialmente rica en hierro (cinco veces más que el hígado), pero también contiene calcio, fósforo, magnesio, potasio, sodio, manganeso, selenio, cromo y zinc, entre otros.
También está bien dotada de clorofila, carotenos, ácidos nucleicos y mucílagos. Su estructura unicelular (membranas plasmáticas) carente de celulosa, facilita la rápida asimilación de sus nutrientes, sobre todo a nivel de proteínas, aún en personas con dificultades digestivas y de absorción. Es recomendada en depresión, osteoporosis, arteriosclerosis, problemas circulatorios y dermatológicos, diabetes, estreñimiento, hepatitis, colesterol, obesidad, tumores, quimioterapia, desorden de flora intestinal, anemias, embarazos, convalecencias, desnutrición, geriatría, agotamiento y dietas vegetarianas. Utilización: Es beneficioso espolvorearla sobre las comidas, evitando su cocción para preservar los nutrientes. En curas de adelgazamiento conviene consumirla media hora antes de las comidas. No tiene contraindicaciones de ningún tipo en dosis del orden del gramo diario.
Algas Fucus (Fucus vesiculosus)
Su uso más difundido es a nivel terapéutico, aunque tras una buena cocción puede utilizarse en preparaciones culinarias. Es muy rica en sales minerales (15% de su peso), sobre todo yodo (70% en forma de yoduros orgánicos), potasio, bromo, magnesio, calcio, hierro y silicio. Pero su gran virtud es el contenido en ácido algínico (40% de su peso) y fucoidina (mucílago muy estudiado como anticancerígeno). También posee proteínas (5%), vitaminas (A, B, C, y E) y carotenos. Entre sus propiedades podemos decir que resulta nutritiva (mineralizante), depurativa, antitumoral, adelgazante, anticelulítica, tonificante de la tiroides y laxante. Por su característica de absorber jugos gástricos, es muy útil en gastritis, reflujos esofágicos, hernia de hiato y acidez gástrica. Se la utiliza también en: cosmética (celulitis, estrías, arrugas, sequedad y flacidez de la piel), obesidad (brinda sensación de saciedad y evita carencias en curas adelgazantes), hipotiroidismo, diabetes, linfatismo, dermatosis, problemas respiratorios y estreñimiento.
Utilización: En dietas de adelgazamiento se recomienda realizar una decocción durante 15 minutos de 20 gramos por litro de agua, se filtra en caliente con malla fina y se deja enfriar hasta que toma una consistencia gelatinosa; durante un día se toma una taza antes de las comidas ó bien en cucharadas repartidas en la jornada; se puede adicionar jugo de limón pero nunca azúcar; también puede agregarse a caldo de verduras; en caso de diarrea reducir la cantidad a la mitad. Externamente se utiliza similar decocción aplicada en emplastos o compresas calientes. Culinariamente requiere un breve lavado previo para quitar restos de arena, un prolongado remojo y luego un proceso de cocción.
Algas Hiziki (Hiziquia fusiforme)
En Japón practican curas de rejuvenecimiento con esta alga. Tiene gran concentración de minerales (casi el 34% de su peso) al provenir de grandes profundidades. Es muy rica en calcio (contiene diez veces más concentración que la leche) e hierro. También posee proteínas (10%), fósforo, potasio y vitaminas (A y B). En Oriente la recomiendan para la buena conservación de cabello, dientes y uñas, y en estados carenciales. Además de las indicaciones comunes a otras algas, las hiziki se recomiendan en embarazos, niños y personas con alto nivel de colesterol. Utilización: Pueden picarse o molerse en seco o cocinarla. Para cocinarlas hay que lavarlas y remojarlas en agua fría al menos media hora; luego se cuecen a fuego suave hasta que se evapore el líquido, se agrega salsa de soja y se mezcla con arroz o vegetales. Hidratadas, también pueden consumirse crudas.
Algas Kelp (Macrocystis pyrifera)
Es uno de los seres vivos más largos del planeta, ya que puede alcanzar los 150 metros de largo.
Es abundante en el litoral patagónico (de allí el mote de “kelpers” a los malvineros). Es muy rica en nutrientes y minerales. Entre los nutrientes podemos citar: vitaminas (B2 y B3), colina (impide depósitos grasos en el hígado), carotenos (pro vitamina A), proteínas y alta concentración (21-24%) de ácido algínico (mucílago protector de la mucosa gástrica, que dificulta los reflujos gástricos y genera sensación de plenitud). Entre los 23 minerales que contiene, se destacan: potasio (12%), calcio, magnesio, yodo (entre 1 y 2%), hierro, fósforo, manganeso, cinc y bajo contenido de sodio. Todos estos elementos son sintetizados por la planta en su formidable proceso de crecimiento, y se asimilan muy fácilmente en el organismo.
Muchos la consideran un sustituto ideal de la sal de mesa (sobre todo para hipertensos), por su favorable equilibrio sodio/potasio (1:3) y por su contenido en yodo orgánico, que regula el funcionamiento de la tiroides (sea en hipo o hipertiroidismo) y morigera el riesgo de sobredosis de dicho mineral. Estudios han demostrado que las kelp protegen contra los efectos de radiaciones, metales pesados y afecciones cardíacas. Un componente (el alginato de sodio) evita un 90% de la absorción de estroncio radioactivo (metal pesado liberado en grandes cantidades en la atmósfera, que se acumula en los huesos y se relaciona con varios tipos de cáncer, como leucemia, mal de Hodking y tumores óseos) en el organismo. Se realizan curas depurativas con estas algas, ideales para quienes viven en zonas con mucha contaminación química o radioactiva.
Las algas kelp son también benéficas en toxemia dermatológica (acné, puntos negros, comedones, etc.), tanto sea en ingesta como en aplicaciones externas (emplastos). Antiguamente se la usaba como antiséptico en la curación de heridas. También se utilizaba para combatir tuberculosis, problemas hepáticos y vesiculares, flujos vaginales, dolores y dificultades menstruales, y tumoraciones ováricas. Además es efectiva para reducir el índice de colesterol. Utilización: Espolvoreada sobre las comidas, a modo de sal. Para uso externo (depurativo y cosmético) realizar emplastos mezclando una parte de kelp con tres partes de arcilla, agregando agua hasta formar una pasta consistente y un poco de
aceite de oliva (para disminuir la velocidad de secado del emplasto); aplicar luego durante 20/30 minutos en las zonas a depurar o proteger. Para curas depurativas se deja reposar el polvo (a razón de una cucharada por taza) en agua hervida durante toda la noche y al día siguiente se toman tres tazas distribuidas durante la jornada.
Algas Kombu (Laminaria japónica)
Es una de la más rica en yodo fácilmente asimilable, calcio, hierro y magnesio. Es hipotensora y tiene marcado efecto antitumoral, gracias a la presencia de un alto tenor de fucoidina. Elimina residuos radioactivos en el organismo, es muy alcalinizante, posee efecto anticoagulante y modera desequilibrios hormonales. Tiene ácido glutámico, el cual ablanda las legumbres e intensifica su sabor.
En macrobiótica la aconsejan como reconstituyente y desintoxicante, en hiper e hipotensión, debilidad cardiaca, arteriosclerosis, colesterol, artritis, flebitis, gota, cáncer, descalcificación, hernias, hemorroides, bocio, próstata, anemia, dificultades para deglutir, problemas pulmonares y circulatorios.
Utilización: Dejar en remojo una hora y luego cortarla en cuadrados para hervirla junto a legumbres (evita flatulencias y reduce el tiempo de cocción) y cereales. Nunca tirar agua de remojo. También se cocina en salsa de soja y agua, para luego usarla como condimento. Otra preparación oriental prevé su remojo en vinagre de arroz, para agregar al final de la cocción de sopas.
Algas Nori (Porphyrea tenera)
Posee un gusto delicado por provenir de zonas intermedias entre ríos y mares.
Contiene mucha proteína (34% de su peso). Tiene vitaminas antioxidantes (E y C) por lo cual es bueno consumirla cruda. También vitamina A (tanto como la zanahoria), B y D, calcio, yodo, fósforo, potasio, hierro y betacarotenos. Se descubrió que posee una sustancia antiulcerosa y actividad antibacteriana contra Escherichia coli, Salmonella, Aspergyllus, Fusarium, Staphylococcus, etc.
Resulta útil en problemas de circulación sanguínea y colesterol. También ha demostrado interrumpir la mutación de células cancerígenas. Ideal para mejorar el estado del cabello.
En medicina china se la indica para bocio, anemia, astenia, raquitismo y dificultades urinarias y digestivas. Hace descender el colesterol. Utilización: En escamas puede espolvorearse cruda sobre ensaladas, sopas y cereales. También se la usa para adicionar al pan integral, con un benéfico efecto saborizante. En láminas se la emplea para realizar los conocidos sushi (arrollados de arroz), remojándola previamente (mejor en salsa de soja).
Algas Wakame (Undaria pinnatifida)
C
ontiene gran cantidad de vitaminas del grupo B (es una de las mas ricas en la preciada B12) y C, y buen tenor proteico (14%). Es anticoagulante, potencia las defensas y reduce el riesgo de cáncer de pulmón.
Es muy dotada en minerales (sobre todo hierro, calcio, magnesio y uno de los índices más elevados de yodo), conteniendo casi todos los minerales presentes en el agua de mar. Es muy alcalinizante y está indicada para hipertensos y cardiopatías. Es muy buena para mejorar el estado del cutis y el cabello.
En embarazadas la indican para purificar la sangre. Resulta desintoxicante por su contenido en ácido algínico. El investigador japonés Watanabe descubrió la presencia de un compuesto que mitiga el efecto tóxico de la nicotina, por lo cual resulta muy útil para fumadores. Utilización: Dejar en remojo 20 minutos antes de usarlas y luego hervirlas ligeramente o cocinar junto a verduras. En Oriente la consideran un acompañamiento ideal para la sopa de miso. Combina bien con verduras (crudas y cocidas), cereales y sopas.
Agar agar (Gelidium/Gracilaria)
En realidad se trata de un extracto de varias algas rosadas. Se usa como gelatina vegetal, dado que la gelatina comercial es de origen animal, siendo su poder gelificante diez veces superior al producto animal.
En biología se utiliza como medio de cultivo. En la industria alimentaria cumple la función de conservante.
Su efecto laxante mejora problemas de estreñimiento, pudiendo consumirse esporádicamente hasta 10 gramos diarios, sin que ello se convierta en hábito. También es diurética y desintoxicante.
Utilización: Se disuelven diez gramos en un litro de agua, hirviendo y revolviendo durante 7 minutos; se puede mezclar con alimentos dulces y salados y se deja enfriar hasta su completa coagulación. Es ideal para usar como gelatina en la preparación de aspics y budines.
Fuente: Almacen Natural
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