Puerto Padre, Las Tunas.- Especialistas de todas partes del mundo coinciden al afirmar que entre los diversos factores que contribuyen a incrementar los rendimientos agrícolas y la producción de alimentos más nutritivos y sanos, las semillas desempeñan un papel preponderante.
Incluso muchos expertos en disciplinas asociadas a la alimentación humana y animal aseguran que la calidad de las simientes puede llegar a determinar hasta en un 50 por ciento la productividad de las plantaciones.
Pero cada día las semillas son más caras en el mercado internacional, dominado por gigantescas empresas que además imponen a numerosos países subdesarrollados condiciones de comercialización y variedades exclusivas y genéticamente manipuladas, lo cual los priva de contar con materiales originarios, en detrimento de su soberanía alimentaria.
Por eso Cuba procura elevar todo lo posible la producción local de semillas, empeño al que se suman los agricultores de la provincia de Las Tunas, situada a unos 700 kilómetros al este de La Habana.
Para conocer cómo se concreta dicho propósito a pie de surco, Tiempo21 visita la Finca Municipal de Semillas del norteño municipio tunero de Puerto Padre, ubicada en la localidad de La Ciguaraya.
Lo primero que llama la atención de quien llega a este lugar es el excelente estado vegetativo de las plantaciones y las medidas para el control ecológico de plagas, pues no hay presencia de malas hierbas y sí de barreras de girasol y king grass, que, como celosos centinelas, cierran filas alrededor de los sembrados para capturar cualquier atrevido insecto.
Hechas las presentaciones de rigor, ya que la visita es totalmente inesperada, Eliserio Domínguez, jefe del colectivo, integrado por otros cinco agricultores, trata de responder a las preguntas periodísticas, pero hay que irle sacando cada palabra golpe a golpe, como se trabaja con el azadón.
–Oiga, pregúnteles a ellos: yo soy largo en el trabajo, pero muy corto al hablar –dice y ríe sin prejuicios, aunque visiblemente nervioso. Todos reímos con él.
Mira el reportero al rostro de los demás, y escoge al azar: ¿Tú nombre; qué área tienen aquí; cuáles son los principales cultivos; cómo marcha la producción, a quién venden las semillas que van reproduciendo?
–Mi nombre es Eliseo Martínez, soy obrero de esta finca desde hace varios años. Atendemos seis hectáreas, que ahora están sembradas de seis variedades de yuca, además de malanga, sagú y boniato, que vendemos a productores locales y de otros territorios –hace una pausa, tira la vista sobre los campos, como para sentir que de verdad tiene los pies sobre la tierra, y continúa:
–También estamos introduciendo el ñame empalado, un sistema, que según la primera cosecha, es muy productivo.
Eliseo explica que las semillas para iniciar la anterior siembra de ese tipo de producto se trajeron desde la Sierra Maestra, a muchos kilómetros al sureste de esta zona, y se les mostró un audiovisual sobre las normas técnicas para su cultivo.
Esto es así porque tradicionalmente en Cuba el ñame se ha cultivado en las zonas montañosas y ahora existe un programa para extenderlo a todas las regiones del país.
Para no quedarse atrás, estos agricultores puertopadrenses también comenzaron la reproducción de la cúrcuma, milenaria planta, que además de utilizarse en la cocina, fundamentalmente como condimento y colorante, tiene grandes propiedades medicinales.
Ya en varias partes del mundo la cúrcuma se emplea para combatir la diabetes, los accidentes cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Desde hace algunos años, Cuba impulsa su producción con esos fines y para sustituir importaciones, y ya la promisoria planta gana espacio en diferentes sitios del archipiélago.
Hoy el Ministerio de la Agricultura (Minag) cubano cuenta con una creciente cifra de productores de semillas como Eliserio Domínguez, Eliseo Martínez y sus compañeros. Existe el propósito de cultivar en el país durante el presente año cerca de cuatro mil 700 hectáreas y obtener unas 10 mil toneladas, no solo de plantas alimenticias sino también de hierbas medicinales y pastos.