¿Cómo Resolver Mis Problemas Crónicos?
Por Néstor Palmetti
Hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar nuestra calidad
de vida.
Este término significa: buen nivel de energía, adecuado manejo
del estrés, retardo del proceso de envejecimiento y ausencia de los
desequilibrios que llamamos enfermedad.
Si nos autoreparamos, nos
autodepuramos y nos autoregeneramos, ¿por qué se degrada nuestra calidad
de vida?
¿Por qué nos resignamos a la mediocridad, conviviendo con
enfermedades crónicas y degenerativas?
¿Por qué esperamos un diagnóstico
grave, para recién entonces comenzar a modificar los hábitos nocivos?
La calidad de vida depende únicamente de nosotros y podemos mejorarla
a través de cosas sencillas que podemos incorporar en nuestra rutina
diaria, beneficiando a todo el entorno familiar.
¿Por qué cree usted que
nos ocurren estas cosas?
- Vivimos menos y peor
- Envejecemos más rápido
- Los niños tienen problemas de viejos
- Nos falta energía
- No manejamos el estrés
- Nos resignamos a la mediocridad
- Convivimos con enfermedades crónicas
- Aumentan las afecciones degenerativas
- La ancianidad no es dignidad; se padece
¿Puede ser todo
culpa de virus, genética o estrés?
Virus y genes requieren siempre las necesarias e imprescindibles
condiciones favorables para expresarse. Si no le brindamos un “terreno”
acorde, no pueden manifestarse.
Por su parte,
el estrés es consecuencia y no causa del problema.
¿Qué hay detrás de
una persona estresada?
- Desorden nutricional: excesos y carencias
- Síntesis hormonal desequilibrada
- Acidosis orgánica; falta de alcalinidad
- Malfunción intestinal
- Y sobre todo, colapso hepático
Como luego veremos, el
hígado controla la vitalidad, el estado emocional y la claridad mental de una persona. Un hígado sobrecargado y colapsado, generará:
depresión, cólera, irritabilidad, mal humor, violencia, agresión, estrés…
Entonces, ¿no es más correcto decir que una persona está intoxicada en lugar de rotularla como “estresada”?
CAUSA PROFUNDA: ENSUCIAMIENTO CORPORAL
Los modernos problemas de salud son apenas síntomas del ensuciamiento corporal, problema generado en las últimas décadas a causa de nuestra antinatural alimentación artificializada y el total olvido del mantenimiento depurativo.
El Dr. Jean Seignalet, catedrático francés que investigó el tema
durante décadas en miles de pacientes con enfermedades crónicas y
degenerativas, demostró la incidencia de la moderna alimentación como causa profunda de las principales patologías actuales, muchas de ellas consideradas “incurables” por la ciencia.
El problema comienza cuando los alimentos que ingerimos no están adaptados a nuestra fisiología.
Entonces la digestión de la comida es insuficiente, la flora se
desequilibra, se genera putrefacción, inflamación y enlentecimiento del
bolo alimenticio.
Esta combinación de factores genera un peligroso incremento de la permeabilidad intestinal,
lo cual permite que gran cantidad de macromoléculas alimentarias y
bacterianas, atraviesen fácilmente la delgada mucosa intestinal.
De ese
modo, un gran volumen de sustancias inconvenientes pasa rápidamente al
flujo sanguíneo, generándose graves problemas ulteriores, como la hipertensión, el colapso de la función hepática, el “tilde” del sistema inmunológico e inéditas parasitosis crónicas.
Dicho de otra manera, en condiciones normales, lo toxico y no digerido, se elimina; actualmente, lo toxico y no digerido, se absorbe.
El Dr. Seignalet clasificó a las enfermedades según los tres tipos de reacciones generadas por las distintas moléculas que atraviesan la mucosa intestinal permeable. Cuando se trata de moléculas antigénicas (que provocan reacción inmune), progresivamente se generan enfermedades autoinmunes.
Cuando las moléculas no provocan reacción inmunológica, su acumulación progresiva genera enfermedades de intoxicación. Cuando las moléculas ensuciantes intentan ser eliminadas por los glóbulos blancos, su abundancia genera enfermedades de inflamación.
Luego de 30 años de tratar y remitir casos incurables, es importante lo que concluyó el Dr. Seignalet: “Al final, es el balance entre los aportes y las salidas de desechos, lo que determina la evolución de la enfermedad:
•
Cuando los aportes superan las salidas, más o menos tarde podemos esperar una enfermedad;
• Cuando las salidas superan los aportes, el retorno a la normalidad es posible;
• La eliminación parcial de los desechos se traduce en una mejora parcial;
• La eliminación total de los desechos se traduce en una remisión completa”.
En síntesis, lo que habitualmente llamamos enfermedad, no es más que un
intento del cuerpo por sobreponerse al agobio tóxico… que
nosotros mismos generamos cotidianamente y nunca aliviamos.
Es fácil constatar cómo
reduciendo la toxemia,
remiten los síntomas que habitualmente rotulamos como “enfermedades”.
¿CÓMO EMPEZAR?
En presencia de un
organismo sobrecargado de toxinas, y más aún, si dicho estado de sobrecarga es de
antigua data,
la pregunta resulta obvia: ¿por dónde empiezo?
Por cierto, cada
organismo es distinto y reacciona en forma diferente, pero en todos los
casos
la necesidad imperiosa es una:
limpiar para restablecer el orden perdido.
Es por ello que, a modo de
estrategia inicial, hablamos de un
paquete depurativo básico. Dicho conjunto de acciones, está basado en dos aspectos imprescindibles y complementarios, que
van bien para todos:
evacuar los desechos antiguos acumulados y
evitar que penetren nuevos desechos,
sin dejar de satisfacer las necesidades orgánicas.
Tal como indica el ejemplo del
automóvil con su motor carbonizado, ambas cosas (
limpiar y no ensuciar) deben realizarse
al mismo tiempo.
Quién haya realizado alguna cura depurativa, habrá constatado la
cantidad de toxinas que pueden acumularse en el cuerpo. Cuando el
organismo ve
sobrepasada su capacidad de eliminación, no tiene más remedio que
almacenar la escoria tóxica remanente, rogando que en algún momento se produzca la pausa que permita
evacuar los desechos.
Esta pausa sería el antiguo y olvidado hábito del
ayuno, o bien una
crisis depurativa (el caso de una gripe). Pero como los
ayunos no se hacen y las
crisis se reprimen con fármacos, los remanentes tóxicos se
incrustan cada vez más en las profundidades de los tejidos, encapsulados en líquidos o cuerpos grasos para evitar que generen daño.
Esta lógica corporal (homeostasis) de
no contaminar el resto del organismo,
es similar a la que usamos en casa cuando hay huelga de recolectores de
basura. Mientras esperamos que se restablezca el servicio, depositamos
los residuos en bolsas gruesas, para evitar que contaminen la vivienda.
Como el cuerpo no dispone de bolsas de consorcio, echa mano a la
grasa corporal (captura lipógena) o a la
cristalización (cálculos hepáticos) para
encapsular y aislar toxemia.
PAQUETE DEPURATIVO BASICO
Habiendo visto los principales mecanismos y leyes de la depuración
orgánica, estamos en condiciones de evaluar puntos críticos, tipos de
desechos predominantes y órganos a estimular.
Pero más allá de las
particularidades de cada persona, veremos a continuación un conjunto de
recursos que pueden utilizarse simultáneamente, con cierta seguridad e
indudables beneficios en todos los casos.
Nos referimos al
paquete depurativo básico, un abordaje efectivo, basado en
dos líneas de acción bien identificadas:
limpiar y no ensuciar.
Es obvio que cada persona responde a una particularidad y a una
historia que la diferencia del resto. No será lo mismo un individuo que
ha siempre cuidado su estado general, a una persona con
ensuciamiento corporal crónico,
que por años no ha realizado ninguna tarea depurativa, cosa por demás
frecuente hoy día.
Por cierto, tampoco serán iguales las reacciones
orgánicas frente al trabajo depurativo, pero
en ningún caso resulta contraproducente actuar. Es más, a
mayor cronicidad y gravedad,
mayor necesidad de intensificar la tarea.
Esto nos lleva a reiterar los conceptos vertidos en la introducción de este libro: siempre
es mejor contar con la supervisión de un profesional para llevar adelante estas prácticas eminentemente caseras.
El problema es encontrar un profesional que maneje estos conceptos
y estas temáticas, en muchos casos ignoradas u olvidadas. Un ejemplo de
esto es la “negación oficial” de los cálculos hepáticos, las burlas
disuasorias frente a los lavajes intestinales o la casi nula
consideración de las parasitosis, acusando a los pacientes de “delirio
parasitario” frente a obvios falsos negativos de estudios inadecuados.
De allí la importancia que estos temas sean retomados seriamente por
la ortodoxia médica, a fin de lograr el necesario enriquecimiento del
arsenal terapéutico, frente a los nuevos desafíos de nuestra cambiante
realidad.
Mientras tanto, las personas
deben ocuparse sin dilaciones de resolver sus problemas, ya que
es su propia calidad de vida la que está en juego.
Si no se resuelve la causa profunda del desorden, será inevitable seguir “
chapaleando en el barro” de los síntomas y sus nefastas consecuencias. La cuestión
está en nuestras manos: los de “afuera” son “de palo”…
Muchas veces nos encontramos con gente que
duda en iniciar estas prácticas depurativas, temerosas de sufrir algún efecto negativo en la experiencia. Sin embargo, esas mismas personas
ignoran, total o parcialmente, los efectos secundarios, seguros y probados, de las prácticas ortodoxas a las que están siendo sometidos.
Más que “efectos negativos”, estas prácticas depurativas generarán sensaciones causadas por las
positivas reacciones de la vital energía corporal
que ha despertado: fiebre, erupciones, mucosidad, nauseas, diarreas,
sudor fuerte, etc. Sensaciones que siempre deberán ser comprendidas y
soportadas con
paciencia y
perseverancia, y
nunca reprimidas.
Cuanto
más rápido aparecen los síntomas depurativos, quiere decir que
mayor es la energía vital disponible en el organismo y por tanto
más rápida será la recuperación. Por otra parte, cuanto
más intensas sean las crisis, lejos de sentir temor, debemos comprender que
mejor será la resolución del problema.
Por tanto es fundamental comprender esto y
no reprimir ningún síntoma.
El organismo invierte mucha energía en estos procesos y al reprimirlos,
estamos anulando el fisiológico trabajo orgánico, volviendo todo a foja
cero.
Lo mejor en estos casos es, tal como hacen los animales, “
desenchufarse” y
retirarse de la actividad,
buscando el ayuno y el reposo reparador. Todo puede funcionar sin
nosotros por unos días y mejor funcionará con uno “a pleno” y no “a
media máquina”.
LIMPIAR Y NO ENSUCIAR
Como bien resumió el médico alemán
Carlos Kozel al prologar su “Guía de medicina natural” en 3 tomos: “
Curar es limpiar”.
Por lo tanto no podemos pretender solución efectiva de ningún problema
de salud, sin resolver el colapso tóxico que ha sido causa profunda del
síntoma, luego convertido en “enfermedad”.
Otra cuestión importante a comprender cuando abordamos un proceso como el aquí propuesto, es que
solo el cuerpo cura. En realidad nuestra función “curativa” se limita a
crear las condiciones para que el propio organismo, a través del trabajo mancomunado de billones de células, pueda realizar las tareas de
reparación, limpieza, regeneración y restablecimiento del equilibrio fisiológico perdido.
Es algo que la inteligencia corporal viene haciendo a la perfección desde hace millones de años… siempre y cuando
el hombre lo permite. O sea que basta con que retiremos y dejemos de colocar “
palos en la rueda”, que obstaculizan la tarea de la
inmensa inteligencia y sabiduría corporal que nos anima.
Por todo esto, un
eficiente abordaje depurativo implica
transitar seis carriles simultáneamente: la
limpieza de los órganos más comprometidos (intestinos e hígado, en ese orden),
desparasitar,
depurar fluidos con preparados vegetales,
oxigenar el medio interno y hacer un
reposo digestivo semanal, a lo cual se suma el imprescindible
cambio nutricional, que forma parte de lo que llamamos “
no ensuciar”.
LOS SEIS ANDARIVELES DEPURATIVOS |
1 |
Limpiar órganos |
Intestinos – Hígado – Riñones |
2 |
Desparasitar |
Antiparasitarios en secuencia |
3 |
Depurar fluidos |
Tónico Herbario – Zeolita |
4 |
Reposo digestivo |
Jornada semanal frutal |
5 |
Nutrir sin ensuciar |
Alimentación fisiológica |
6 |
Oxigenar |
Movimiento – Agua oxigenada |
Muchas personas que se asoman temerosas a este tipo de abordaje,
deciden ir probando alguna cosa por vez. Claro que hacer sólo alguna de
estas prácticas es siempre
mejor que nada, pero si pretendemos resolver un problema crónico, debemos considerar un
abordaje integrado y sinérgico, lo cual nos garantiza la
máxima eficiencia reparadora, en tiempo y profundidad.
Un ejemplo. Desparasitar es siempre bueno y todos lo necesitamos. Pero si uno sólo desparasita, estará generando
mortandad de parásitos y este
material tóxico debe ser administrado por
órganos ya colapsados a causa de la invasión parasitaria que se combate.
Por ello la necesidad de contar con
órganos depurativos limpios y bien funcionales. En esto ayudan las limpiezas, el reposo digestivo y los depurativos (
Tónico herbario, Zeolita, Baplaros, etc).
Siguiendo con el ejemplo anterior, poco sentido tiene
matar parásitos si al mismo tiempo estamos
estimulando su desarrollo a través de una
alimentación ensuciante
con lácteos, harinas, refinados, carnes, exceso de cocidos, etc.
Este
enfoque nos obliga a ser responsables con lo que hacemos o dejamos de
hacer;
somos nosotros los que manejamos la intensidad y la eficiencia de un proceso depurativo.
Extraído del libro “El paquete depurativo”.
Néstor Palmetti
www.nutriciondepurativa.com.ar
MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/salud/alimentacion/index.html?page=8