(Foto: Nutrisa.com.mx)
Es una de las hierbas más populares de la medicina natural.
Su uso más frecuente está relacionado con las infecciones respiratorias.
ORIGEN. Es una especie perenne, originaria del este de Norteamérica, cuyos tallos huecos pueden alcanzar hasta un metro de altura.
Sus hojas son alargadas y estrechas, sus flores son cónicas, vistosas y de color púrpura.
Las raíces y la hierba se han utilizado tradicionalmente para tratar una variedad afecciones.
La Echinacea o Equinácea es una de las hierbas más populares en el campo de la medicina natural.
En Estados Unidos, por ejemplo, se cree que la venta de productos que surgen de esta planta representa aproximadamente el 10% del mercado de suplementos dietéticos.
La llaman antibiótico vegetal, aunque el término está mal empleado, ya que no mata directamente las bacterias como un antibiótico clásico.
Su actividad se explicaría, según varias investigaciones, por una estimulación del sistema inmunitario.
También están sus detractores que cuestionan, entre otros puntos, la metodología utilizada en los estudios que destacan sus beneficios y sugieren ampliarlos.
Se trata de una especie perenne, originaria del este de Norteamérica, cuyos tallos huecos pueden alcanzar hasta un metro de altura. Sus hojas son alargadas y estrechas.
Sus flores son cónicas, vistosas y de color púrpura. Las raíces y la hierba (las partes que sobresalen de la tierra) se utilizaron para tratar una variedad de infecciones y demás afecciones.
Las primeras referencias (ver recuadro) en torno a esta planta son bastante recientes: hacia fines del 1.700 se descubrió que era usada por los indios nativos de América del Norte, quienes, en vista de sus propiedades curativas, la consideraban sagrada.
Sus usos más frecuentes estaban relacionados con los problemas dentarios, la gripe y los resfríos, la tos, los problemas de garganta y como antiséptico de heridas infectadas.
Además de ser el único "remedio" utilizado contra las mordeduras de serpiente e insectos venenosos.
Las tres variantes más comunes y utilizadas en fitoterapia son la Equinácea Angustifolia, la Pallida y la Purpúrea -se cree que esta última es la más efectiva-.
Las partes que se usan en los preparados incluyen la raíz, sumidades floridas (los extremos de los tallos que contienen hojas) y las hojas recolectadas en otoño en el momento de la floración y después de producidas las semillas.
A veces se emplea también la planta entera. Actualmente, hay disponibles centenares de productos que contienen Equinácea.
Existen cápsulas con polvo de la planta, raíces disecadas para hacer infusiones y también tintura (preparación a base de alcohol). Algunas personas toman el jugo de plantas frescas.
Existen cápsulas con polvo de la planta, raíces disecadas para hacer infusiones y también tintura (preparación a base de alcohol). Algunas personas toman el jugo de plantas frescas.
La ciencia duda: ¿beneficiosa o no?
Quienes propician su uso destacan la capacidad de reforzar todo el sistema inmunológico y generar mayor resistencia frente a diferentes agentes externos como virus, bacterias y sustancias tóxicas.
También mencionan su acción antiséptica y antiinflamatoria ya que aumentaría la resistencia a la piel contra el ataque de bacterias, virus y hongos gracias a la inhibición de una enzima llamada hialuronidasa.
La acción antiinflamatoria de la Equinácea data de 1950, cuando se obtuvieron buenos resultados en la cura de pacientes afectados de artritis crónica.
Otra cualidad curativa de la planta sería su acción cicatrizante al favorecer la proliferación de fibroblastos (células de la piel que contribuyen a su rápida cicatrización) y antitumoral.
La mejor evidencia científica sobre esta planta es su capacidad de ayudar en la recuperación de los resfríos y catarros más rápidamente, además de prevenirlos.
Sin embargo, los resultados son contradictorios: en 2005, un estudio publicado en The New England Journal of Medicine no demostró ningún beneficio clínico.
No obstante, un meta-análisis realizado en 2006 para evaluar la eficacia de la Equinácea encontró que la probabilidad de contraer un resfrío fue 55% mayor con un placebo que con la Equinácea (con base en tres ensayos clínicos).
En 2007, otro meta-análisis que se publicó en "The Lancet Infectious Deseases" concluyó que la Equinácea podría reducir en un 58% el índice de probabilidades de sufrir un resfrío común y su duración, en 1.4 días.
Por otro lado existe dudosa evidencia científica de los efectos de la Equinácea en cualquier tipo de cáncer, lo mismo que para la estimulación del sistema inmune (incluyendo pacientes que están recibiendo quimioterapia para el cáncer).
Respecto a sus propiedades antiinflamatorias, en 1978 ( Wacker & Hilbig) se realizó un estudio clínico con 4.500 pacientes donde se destacaron sus beneficios frente a distintos problemas de la piel como la psoriasis.
Es evidente que aún se necesitan más investigaciones para poder obtener una conclusión definitiva sobre el uso de esta planta como tratamiento para el resfrío, además de determinar los efectos secundarios que podría ocasionar.
Por el momento, se sabe es perjudicial en embarazadas y en la etapa de lactancia. También se ha reportado una carencia de beneficios para niños de entre 2 y 11 años, y está muy cuestionado su utilización en personas HIV positivas.
También mencionan su acción antiséptica y antiinflamatoria ya que aumentaría la resistencia a la piel contra el ataque de bacterias, virus y hongos gracias a la inhibición de una enzima llamada hialuronidasa.
La acción antiinflamatoria de la Equinácea data de 1950, cuando se obtuvieron buenos resultados en la cura de pacientes afectados de artritis crónica.
Otra cualidad curativa de la planta sería su acción cicatrizante al favorecer la proliferación de fibroblastos (células de la piel que contribuyen a su rápida cicatrización) y antitumoral.
La mejor evidencia científica sobre esta planta es su capacidad de ayudar en la recuperación de los resfríos y catarros más rápidamente, además de prevenirlos.
Sin embargo, los resultados son contradictorios: en 2005, un estudio publicado en The New England Journal of Medicine no demostró ningún beneficio clínico.
No obstante, un meta-análisis realizado en 2006 para evaluar la eficacia de la Equinácea encontró que la probabilidad de contraer un resfrío fue 55% mayor con un placebo que con la Equinácea (con base en tres ensayos clínicos).
En 2007, otro meta-análisis que se publicó en "The Lancet Infectious Deseases" concluyó que la Equinácea podría reducir en un 58% el índice de probabilidades de sufrir un resfrío común y su duración, en 1.4 días.
Por otro lado existe dudosa evidencia científica de los efectos de la Equinácea en cualquier tipo de cáncer, lo mismo que para la estimulación del sistema inmune (incluyendo pacientes que están recibiendo quimioterapia para el cáncer).
Respecto a sus propiedades antiinflamatorias, en 1978 ( Wacker & Hilbig) se realizó un estudio clínico con 4.500 pacientes donde se destacaron sus beneficios frente a distintos problemas de la piel como la psoriasis.
Es evidente que aún se necesitan más investigaciones para poder obtener una conclusión definitiva sobre el uso de esta planta como tratamiento para el resfrío, además de determinar los efectos secundarios que podría ocasionar.
Por el momento, se sabe es perjudicial en embarazadas y en la etapa de lactancia. También se ha reportado una carencia de beneficios para niños de entre 2 y 11 años, y está muy cuestionado su utilización en personas HIV positivas.
Un poco de historia
A comienzos del siglo XX la tintura de Equinácea era uno de los productos más vendidos en América. Hacia 1930 comenzó su cultivo y su utilización con más fuerza, sobre todo en Alemania, donde se realizaron importantes estudios sobre su valor terapéutico.
Con la aparición en el mercado del primer antibiótico (1943), el entusiasmo por la Equinácea decayó notablemente.
Recién en 1970 volvió a ocupar un lugar importante gracias al interés de las personas de buscar una solución terapéutica de origen "natural".
Actualmente, las preparaciones con esta planta son populares en Europa y los Estados Unidos
Por: Mariana Nisebe. De la Redacción de Clarín.com
http://www.clarin.com/diario/2008/04/07/conexiones/t-01643505.htm
Con la aparición en el mercado del primer antibiótico (1943), el entusiasmo por la Equinácea decayó notablemente.
Recién en 1970 volvió a ocupar un lugar importante gracias al interés de las personas de buscar una solución terapéutica de origen "natural".
Actualmente, las preparaciones con esta planta son populares en Europa y los Estados Unidos
Por: Mariana Nisebe. De la Redacción de Clarín.com
http://www.clarin.com/diario/2008/04/07/conexiones/t-01643505.htm
1 comentario:
Hola Mariana,
Enhorabuena por el artículo. Me parece muy importante la mención que haces en referencia al consumo de equinácea por parte de embarazadas y niños menores de 12 años, ya que todavía no se sabe suficiente como para que la puedan tomar de forma segura. Por otro lado, también creo que es necesario advertir a aquellas personas que padecen algun tipo de enfermedad autoinmune, ya que podrían empeorar su salud. Aquí,tienes más información sobre las contraindicaciones y los efectos secundarios de la equinacea.
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