Entrenar la resiliencia
para ir menos al médico
Un estudio realizado por investigadores de Harvard reveló que los asistentes a un curso para ejercitar esa habilidad redujeron casi a la mitad su uso de los servicios de salud de un año a otro.
La investigación de la psicología
positiva afirma que tener una perspectiva optimista contribuye a la
capacidad de recuperación.
Resiliencia significa “rebotar” de una experiencia difícil
(la muerte de un ser querido, un problema de salud, un trauma o
tragedia, entre otras cosas).
No se trata de una capacidad que algunos poseen y otros no, si no de una habilidad que se puede aprender a través de ejercicios que conduzcan a la relajación. Entrenarla ayuda a reducir el uso de servicios de salud, reveló un estudio realizado por investigadores de la Escuela Médica de Harvard.
No se trata de una capacidad que algunos poseen y otros no, si no de una habilidad que se puede aprender a través de ejercicios que conduzcan a la relajación. Entrenarla ayuda a reducir el uso de servicios de salud, reveló un estudio realizado por investigadores de la Escuela Médica de Harvard.
El trabajo publicado la semana pasada en la revista PloS One mostró que las personas que acudieron a un programa de entrenamiento de la resiliencia al año siguiente redujeron casi a la mitad su visita al hospital.
Uno de los líderes de la investigación fue el doctor Herbert Benson, fundador y director emérito del Instituto Benson-Henry para la Medicina del Cuerpo y la Mente, afiliado a la Universidad de Harvard y al Hospital General de Massachusetts (MGH). Precisamente él fue quien hace 40 años describió la respuesta de relajación.
“La gente tiende a pensar que la resiliencia es algo que las personas afortunadas tienen y de lo que la gente infeliz carece, pero eso no es cierto. Es una habilidad que se puede aprender.
Cualquiera puede fortalecer su capacidad de resistencia con práctica, a partir de la relajación, un estado fisiológico de descanso profundo inducido por prácticas como la respiración rítmica, la meditación consciente, yoga, tai chi, qi gong, o la oración”, explica director de la publicación Harvard Men's Health Watch Daniel Pendick en su columna de esta semana, en la que hace referencia al estudio.
Los autores del trabajo afirman que la recuperación psicológica y física ante episodios de estrés demanda el uso de una gran cantidad de servicios sanitarios. La investigación les permitió concluir que las intervenciones mente-cuerpo ayudar a reducir ese estado construyendo resiliencia, lo que las transforma en una alternativa de bajo costo y sin riesgos.
Para estimar el impacto de esas intervenciones, los investigadores analizaron una rica base de datos de casi 18.000 pacientes compilado por un sistema que incluye el uso de servicios (consultas clínicas, estudios de imagen, análisis de laboratorio y procedimientos en general) en varios centros de salud de Boston, Estados Unidos.
El estudio comparó el uso de esos servicios por más de 4.400 graduados de un curso de ocho semanas del Instituto Benson-Henry para el entrenamiento de la relajación y la resiliencia con el de 13.150 pacientes que no acudieron al programa.
¿El resultado? Al año siguiente de la capacitación, la demanda de atención médica por parte del grupo que asistió se había reducido un 43%.
“Cuando hacés cosas para que las personas se sientan bien, no necesitan usar tanto la asistencia sanitaria”, afirmó al respecto James E. Stahl, líder del estudio.
Los resultados de la investigación, no obstante, no permiten afirmar en forma concluyente que la reducción en el uso de los servicios de salud se deba a la asistencia al Relaxation Response Resiliency Program (3RP), así se llama el entrenamiento al que asistieron los pacientes del estudio.
Por ejemplo, se pregunta Pendick, "¿qué pasaría si algunos del grupo 3RP omiten hacerse exámenes y otros servicios que de otro modo habrían mejorado su salud?".
Pese a que los autores del trabajo sostienen que se necesita investigar más sobre el tema, afirman que los datos obtenidos “sugieren que la intervención debe ser aplicada a todas las poblaciones de riesgo, ya que tiene un riesgo y un costo mínimo y produce beneficios sustanciales para pacientes con una amplia variedad de enfermedades”.
Y agregan: “Aunque el efecto a largo plazo de estas intervenciones en poblaciones sanas no está clara, los datos sugieren que los métodos de relajación cuerpo-mente quizá deberían instituirse como una forma de cuidado preventivo similar a las vacunas o la educación vial”.
"Al igual que la fluoración del agua o la vacunación estas son maneras de mantenerse sano con una inversión mínima”, subraya Stahl, que opina que “deberíamos estar enseñando estas habilidades desde la escuela primaria”.
Pero no todos tienen acceso a un programa de entrenamiento de resiliencia. Esa no es excusa para evadir el trabajo personal, sostiene Pendick, ya que es posible aumentar nuestra capacidad de recuperación de muchas formas. “La resiliencia procede en parte de hacer conexiones significativas con otras personas, como por ejemplo a través del trabajo voluntario, el cuidado de familiares ancianos y otros trabajos de servicio”, ejemplifica.
“Además, la investigación de la psicología positiva muestra que tener una perspectiva optimista e ir en búsqueda del significado y un propósito en la vida contribuye a la capacidad de recuperación. Esto incluye aprender a identificar y desafiar las actitudes negativas del día a día que pueden socavar la salud”. fuente
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